París – Nueva York – París (fragmento)Marc Fumaroli
París – Nueva York – París (fragmento)

"Durante mucho tiempo, he esperado en París el autobús 63 en las marquesinas Decaux sin caer en la cuenta de que éstas no se contentaban con resguardar de la lluvia. Poco antes de llegar a Nueva York, una bonita mañana de septiembre de 2007, de pronto las vi tal como eran en realidad. Un minúsculo cambio en la mirada. Ése fue el comienzo del viaje. Prototipos de tamaño reducido a imagen de los cuales deberán reformarse los antiguos museos o concebirse los nuevos, esas marquesinas son las verdaderas Exposiciones Universales de nuestro tiempo, unos Crystal Palace en miniatura. Su extendida versión, a muy gran escala, en las mismas paredes de cristal, para pasajeros que viajan en avión o para peatones de megalópolis, se multiplica en todos los puntos del mundo en el momento presente. Encontraré las mismas marquesinas a la Decaux en las calles de Nueva York y de Chicago, y sus versiones agrandadas al desembarcar del avión y en el centro de la ciudad. Junto con el aeropuerto, cuyo arquetipo es la nasa, el centro comercial y el museo, a los que, en tamaño reducido, se parece la marquesina es el género canónico de la arquitectura ausente del siglo XXI. La vida cotidiana está marcada por unos lugares microscópicos o macroscópicos, a una temporada en Nueva York los que la vista natural no se acostumbra sino raramente y no sin dificultad, a tal punto remiten a unos modelos aún menos a su alcance, por responder a formatos de programas de ordenador. Estos cruces a diferentes niveles, minúsculos o gigantescos, han reemplazado a los “pasajes” parisinos que tanto gustaron a Baudelaire, a Aragon, a Benjamin, al Céline de Muerte a crédito, y cuyos recovecos, el hervidero de humanidad y las oscuridades no dejaban nada que desear a esos paseantes expertos y a su mirada despierta. "


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