La chaise-longue victoriana (fragmento)Marghanita Laski
La chaise-longue victoriana (fragmento)

"Al principio, cuando decidieron comprarse la casa, encantados ante la estupefacta incredulidad de ambas parejas de progenitores, que insistían en que no se podía vivir allí, en las traseras de los raíles, al lado del canal, «por favor, si aquello no era mejor que una chabola», Melanie jamás habría podido imaginar que la hermosa alcoba que había diseñado le parecería algún día una prisión. Cuánto habían saboreado la fundamentada superioridad con la que habían rechazado las indignadas protestas de los padres al señalar que ya había un artista y un arquitecto que habían comprado y reformado hogares en aquella hilera olvidada y escondida de estilo Regencia («Ni los artistas ni los arquitectos son abogados», había dicho el padre de Guy. «Esa gente no ve las cosas como nosotros»), y después se habían restaurado y reformado dos casas más, la de un joven catedrático y la de un alto funcionario cuyo nombre incluso sus padres conocían, lo cual dejaba en manos de la clase obrera solo una casa, objeto de complicadas conspiraciones urdidas por los demás propietarios en veladas veraniegas en las que se llevaban sus vasos de jerez a los jardincillos delanteros, tras la atarazana pavimentada que bordeaba el canal.
[...]
Y allí estaba la chaise-longue. Era fea, tosca y extraordinaria, tenía una longitud de poco más de dos metros y una anchura proporcional. El cabecero y los pies del asiento se rizaban como si fueran a encontrarse y sujetaban, sobre las patas y el armazón cuidadosamente labrados, una superestructura de fieltro de un carmesí granate. En el extremo derecho se enrollaba hacia atrás un respaldo curvado y tapizado, formando una espiral tallada, y un armazón labrado sujetaba el tapizado hasta la mitad de la espalda. Su ancestro de estilo Regencia había sido, con toda probabilidad, delicado y fascinante; este descendiente era zafio y habría resultado por completo inadmisible en un hogar como el de Melanie y Guy si no fuera por la singular calidad del bordado en punto de cruz con lana de Berlín que se extendía formando enormes rosas brillantes sobre el raído fieltro, sobre el respaldo curvado y desde la parte superior del reposacabezas hasta el final del asiento. "



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