Lady Ludlow (fragmento)Elizabeth Gaskell
Lady Ludlow (fragmento)

"En el trascurso de muy pocos días, Pierre había rondado a Virginie hasta descubrir que su nuevo amigo no era otro que el granjero normando vestido con otros ropajes. Se trataba de una información lo suficientemente importante como para hacérsela saber a Morin. Pero Pierre no estaba preparado para el efecto físico inmediato que tuvo en su primo. Al enterarse de con quién había estado viéndose Virginie, Morin se sentó repentinamente en uno de los bancos de los bulevares, lugar donde Pierre se encontró con él por casualidad. No creo que tuviera la menor idea del parentesco y la relación previa existente entre Clément y Virginie. Si acaso profundizó un tanto en la información que le presentaban, que su idolatrada estaba en comunicación con otro hombre, más joven y apuesto que él mismo, fue tan solo para concluir que el granjero normando la habría visto en la conserjería y se había sentido atraído por ella y, naturalmente, había intentado conocerla, lo que había conseguido. Pero, por lo que me confesó Pierre, no creo que ni siquiera tal pensamiento cruzara la mente de Morin. Parece ser que era hombre de escasos lazos afectivos aunque muy estrechos; violento, pero con pasiones reprimidas y poco expresivas; y, sobre todo, unos celos que se vislumbraban en su semblante oscuro y oriental. Creo que de haberse desposado con Virginie se hubiera dejado la piel para cubrirla de lujos, y hubiera cuidado de ella hasta el autosacrificio, siempre y cuando ella se hubiera contentado con vivir con él por única compañía. Pero, tal y como me dijo Pierre: “Cuando vi cómo era mi primo, cuando comprendí tarde cuál era su naturaleza, me di cuenta de que habría podido incluso estrangular a un pájaro si este alejaba de él a la mujer a la que amaba”.
Cuando Pierre le contó a Morin su descubrimiento, Morin se sentó repentinamente como he dicho, como si le hubieran disparado. Descubrió que el primer encuentro entre el normando y Virginie no había sido un hecho aislado y accidental. Pierre le torturaba con sus relatos de encuentros diarios, pues se veían cada día, aunque solo fuera un instante, en ocasiones dos veces al día. Y Virginie podía conversar con aquel hombre, cuando con él se mostraba tan tímida y reservada que apenas pronunciaba palabra. Pierre escuchó aquellas palabras entrecortadas mientras el rostro de su primo se tornaba más y más lívido, y después se volvía púrpura, como si las noticias que acababa de escuchar tuvieran un enorme efecto sobre su circulación sanguínea. Pierre quedó tan sorprendido por la mirada perdida y divagante de su primo y su aspecto trastornado que corrió a un cabaré vecino a buscarle una copa de ajenjo, que pagó, como recordó más tarde, con parte de los cinco francos de Virginie. Lentamente, Morin recuperó su apariencia natural, pero siguió taciturno y silencioso, y todo lo que Pierre pudo obtener de él fue que el normando no debía pasar otra noche en el Hotel Duguesclin, pues eso le daría la oportunidad de pasar una y otra vez por la puerta de la conserjería. Se encontraba demasiado absorto en sus pensamientos como para pagarle a Pierre el medio franco que se había gastado en el ajenjo, cosa de la que Pierre se percató, y parece ser que anotó mentalmente a favor de Virginie. "



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