La época del Imperialismo: Europa (1885-1918) (fragmento)Wolfgang Mommsen
La época del Imperialismo: Europa (1885-1918) (fragmento)

"En la primavera de 1914, ante la inminencia de nuevas elecciones, Briand recurrió a la fundación de una Fédération des Gauches, que habría sido más acertado llamar unión de centroderecha —en la Francia de entonces todos los políticos tenían que llamarse al menos de «izquierda» si no querían fracasar—, para tratar de contener la creciente ola de la izquierda real, pero esto constituyó un fracaso catastrófico. Las elecciones de abril y de mayo de 1914 sancionaron un triunfo aplastante de los radical-socialistas y de los socialistas de ambas tendencias. Los adversarios del servicio militar obligatorio trienal y los partidos del impuesto progresivo sobre la renta, violentamente combatido por los sectores de la alta burguesía, se encontraron, ahora, definitivamente, en mayoría. A pesar de todo Poincaré, que sabía aprovechar hábilmente sus prerrogativas de presidente, consiguió, aunque ahora sólo con grandes esfuerzos, formar un gobierno dispuesto, al menos temporalmente, a mantener la ley del servicio militar obligatorio trienal. Después del fracaso del intento de Ribot de formar un gobierno sobre esta base, obtuvo Viviani en un segundo intento la mayoría en la Cámara. El gabinete de Viviani se movía aún sobre bases frágiles; de todas maneras parecía superado el período estéril, característico de la política interna de Francia desde 1906.
Se emprendió al menos con energía el proyecto de un impuesto progresivo sobre la renta. El comienzo de la Guerra Mundial creó, sin embargo, una situación nueva, que no permitió a la extrema izquierda disfrutar plenamente su triunfo electoral. La ola de entusiasmo nacional que se apoderó en agosto de 1914 de todo el país, hizo olvidar de momento las graves omisiones de los últimos años en política interior y social. Sólo después de la guerra estos problemas volverían a imponerse, con renovada energía, a la atención del país.
En mayor medida aún que en Francia se entorpeció en Bélgica y en Holanda el triunfo de la idea del Estado democrático, debido a la obstinada resistencia de la alta burguesía contra el radicalismo y el socialismo. Mientras que en Francia la fuerza del catolicismo había quedado definitivamente destruida en cuanto movimiento político no más tarde de 1905, tanto en Bélgica como en Holanda, los partidos clericales pudieron mantener su supremacía indiscutible hasta 1913. En Bélgica los socialistas, apoyados por el partido liberal, habían llevado desde 1902 una lucha encarnizada, aunque esencialmente inútil, contra el vigente sistema electoral pluralista, que perpetuaba el predominio de la burguesía católica. En la primavera de 1913 una nueva ola de huelgas generales, que parecía casi haber sido preparada por un estado mayor y que gracias a la organización ejemplar de los trabajadores pudo tener éxito, condujo a la consolidación de la idea del Estado democrático. Ya la introducción del sufragio universal era una realidad. El Parlamento trató de ganar tiempo pero tuvo que capitular finalmente. El comienzo de la Guerra Mundial privó, sin embargo, también a la izquierda belga la posibilidad de recoger los frutos de esta victoria. "



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