La jaula del mundo (fragmento) "Y el árbol, en razonado discurso, demostró al clavel que siendo sus hojas en forma de púas, él debía ser el que pinchara, y no viéndose de cerca las espinas de la ortiga, tenía que ser insignificante la molestia que debían producir. En vano replicó el clavel que la misma sutileza y pequeñez de esos aguijones, los hacía más penetrantes. Todas las plantas cercanas convinieron en que el clavel no tenía razón, por no estar demostrado lo principal: que tuviera pinchos la ortiga. [...] El cielo, cubierto de nubarrones y rasgado de relámpagos, amenazaba concluir con todo lo creado. Buscaban asilo los hombres, las fieras, los insectos y las aves, en chozas, cavernas, agujeros y techados; temblaban las hojas, y las flores y las ramas se apaleaban como locas. [...] El trueno enmudeció y el viento se detuvo humildemente. Los hombres que rezaban aterrados tuvieron valor de levantarse: sacudieron las aves sus mojadas plumas: resbalaron las últimas gotas de agua por las hojas: volvieron a su lecho los arroyos y las aves se atrevieron a cantar, y decían: —Nadie es libre en este mundo: estamos encadenados hombres y fieras, insectos y plantas, las aguas y los vientos. Solo se escapan de la jaula los que mueren. ¿A dónde volarán? " epdlp.com |