Lucifer (fragmento)Pedro Escamilla
Lucifer (fragmento)

"Sin embargo, en la aldea empezaron a parar mientes sobre algunas circunstancias que indirectamente se relacionaban con las aseveraciones de la bruja, respecto a la promesa que la madre de Antero había hecho.
Fijémonos en lo principal.
El mismo día en que nació el muchacho, compró su padre a unos gitanos un potro blanco, cordobés, de buena estampa y sangre viva, que se encabritaba y respondía al nombre de «Lucifer».
No hay que dudar que este nombre tiene malísima sombra.
Vale más que un caballo se llame Rayo, Relámpago o Huracán, que no que lleve el nombre del espíritu de las tinieblas.
Por lo demás la condición del animal correspondía a este nombre; era un bicho mal intencionado, voluntarioso y terco, y el jinete que lo montaba tenía la vida pendiente de un hilo, como vulgarmente se dice.
En el pueblo había hecho sus pruebas, dejando cojos y mancos a algunos que habían tratado de dominar su salvaje condición, y el padre de Antero se hubiera desecho ya de él, a no haberle contenido el cariño que el caballo manifestaba a su hijo.
En medio de los mayores accesos de su voluntad contrariada, la presencia del niño era suficiente para hacerle recobrar la calma: Antero era la única persona capaz de imponerle sus caprichos.
[...]
Era la noche: noche clara, tranquila y serena, noche de luna y de felicidad.
Las más brillantes estrellas se habían dado cita encima de la casa de Antero para alumbrar su dicha; aquella noche dormían en los árboles del huerto mayor número de alondras y golondrinas, para despertar a los recién casados con sus suaves gorjeos; las flores exhalaban un aroma más penetrante y embriagador, y la brisa tenía más dulces y quejumbrosos suspiros.
El baile de la boda acababa de terminar; aún se oían a lo lejos las carcajadas de las últimas parejas rezagadas en las solitarias calles del pueblo, y los gatos de la vecindad dormían repletos bajo la mesa del festín.
Marcelina y Antero, solos en su aposento, se contemplaban con ese éxtasis encantador que adelanta para los novios la dulzura del Paraíso. "



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