Lo que yo llamo olvido (fragmento)Laurent Mauvignier
Lo que yo llamo olvido (fragmento)

"Si hay cosas después de la muerte, no digo cosas como el más allá, pero, bueno, yo qué sé, lo justo para decirte que él velaría por ti desde arriba o hasta desde abajo si es que hubiera un arriba y un abajo, pero no cuentes mucho con ello, porque nadie cuenta con ello de verdad, no cuentes, con nadie ni para nadie, porque al final todo duerme en el olvido, y tampoco está mal lo de olvidar, cuando sé que debió de contemplar un mundo muy triste en sus últimos instantes, sus gestos y sus lágrimas al final cuando los gritos eran ya inútiles y sus sollozos al final, la resignación, las manos asiéndose al aire vacío y a los alientos demasiado cargados, el sudor y el olor intenso del desodorante, sus dedos ante los ojos para intentar no ver llegar la muerte, —no, la muerte no, sólo protegerse los ojos de las patadas y de los insultos, porque al final el único
mundo posible es el eco del estruendo de su cuerpo y no las palabras que han dicho y repetido el fiscal y la policía y que se han oído en la calle y en los periódicos, arrojadas en la vía pública como para sembrar flores (¡como si contuvieran toda la verdad del mundo!), y entonces esas palabras propagadas por los periodistas, la gente, los vecinos, los que votan, los que hablan, los mismos que lo han ignorado o despreciado matándolo a fuego lento todos los días, sin saberlo y tan definitivamente como los otros, pero que han dicho, los seguratas hacen mal, no se mata a un hombre por algo así, es inimaginable, pero si él lo viera, ¿qué crees tú que pensaría? ¿crees que habría creído que se había equivocado desde siempre sobre los polis y los jueces? que se habría dicho, me equivoco, cuando sobre la política y los jueces siempre ha pensado que eran incapaces de ver cosas como ésas, si hubiera podido opinar sobre lo que se decía, habría dicho, el verdadero escándalo no es la muerte, sino sencillamente que nadie tendría que morir por eso, una lata de cerveza, por nada, como si pudiera aceptarse que los seguratas maten si es útil, si no tienen más elección, cabe resignarse a admitirlo, cabe entenderlo y tolerarlo aunque nos repela y nos disguste pero en el otro caso es imposible, algo se alza ante nosotros que no podemos soportar, ese asesinato, un asesinato, lo hicieron por gusto, ahí está, el fondo del asunto es que eran culpables del goce que experimentaron y no de la injusticia de su muerte, aquello que ni el fiscal ni los periodistas ni la policía ni nadie admitirá nunca, que esos tipos se rieron de él, y han hecho todo lo posible por comprender esa muerte, todo lo posible por buscarle un sentido y juzgarla un poco normal, han escrito artículos, han especulado sobre si era un sin techo o qué, si tenía antecedentes y cuántos hurtos callejeros ha cometido, se les han ido ocurriendo cosas. "



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