Dolicocéfala rubia (fragmento) Pitigrilli
Dolicocéfala rubia (fragmento)

"El medicucho ruso tenía a su cargo la sección de higiene del periódico comunista de Glottenburg. Era el personaje que en todos los periódicos escribe una vez a la semana un articulito y firma modestamente sus trabajos Dioscórides o Galeno, para sostener que los dientes se han de cepillar de arriba abajo y de izquierda a derecha, o bien para alzar un grito de alarma contra los peligros del biberón. En la página humorística del mismo periódico apareció una caricatura de la Gran Duquesa, en ademán inspirado y vestida toda de blanco, con una mano apoyada en la cabeza de Zweifel. En el Consejo Municipal un joven asesor presentó una interpelación sobre el ejercicio ilegal de la medicina, y se aludía con vagos detalles a Zweifel. En las Folies Glottenburguesas, se hicieron repetir unas estrofitas irónicas en torno a las aplicaciones magnéticas de un charlatán extranjero sobre las bellísimas piernas de una enfermera que velaba por la salud de tres millones de enfermos. Gisela hizo recoger el periódico y cerrar el teatro, pero los ejemplares que escaparon a la recogida corrieron de mano en mano y las cancioncillas censuradas saltaron de piano en piano.
El mariscal, nombrado almirante honorario de la flota holandesa, aparecía en las ceremonias oficiales con su nuevo uniforme y hacía pensar en los falsos marinos que presentan a la foca en los barracones de feria.
Zweifel continuaba frecuentando el Palacio Gran Ducal con cierta asiduidad, y cuando Giudi anunció su próxima maternidad a Gisela, ésta la abrazó llorando.
Más algo inquietante sucedía en el Gran Ducado. Las izquierdas habían iniciado una enérgica campaña contra Gisela que, por falta de pedidos de armas, había despedido a los obreros, y también porque el Consejo de Administración, compuesto por arrastradores de sable, de diplomáticos charlatanes y de financieros, no había acertado a crear una industria pacífica que garantizase el pan de todo el año a los hijos de los obreros. Declarada la huelga, hubo algunos tiroteos. La prensa burguesa echó en cara a Gisela el haber quitado de una plaza el monumento a un insigne paleógrafo para hacer pasar las vías del tranvía, y de haber estado pagando durante meses y meses a ochenta aduaneros licenciados. Violentos ataques al Ministerio liberal pusieron a éste seriamente en peligro; la amenaza de un Ministerio de izquierda produjo pánico en la bolsa: los cuentacorrentistas retiraron sus depósitos de la Banca Glottenburguesa; la población se agolpó junto a la verja del parque ducal lanzando silbidos, y algún guijarro fue a caer en el pequeño lago de los nenúfares. "



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