Independencia (fragmento)Jacques Ferron
Independencia (fragmento)

"El almirante suspiró. Debía esperar a las conclusiones del médico forense. Su propio informe iba a encontrar no pocos escépticos en el alto almirantazgo, y se le acusaría tal vez de haber omitido algunos indicios. Comenzó la lectura del diario de a bordo del A.5. Según este diario, todo iba bien. El equipo había encontrado el planeta acogedor, habitado por algunos indígenas tímidos y desarmados.
Entre las páginas del registro había dos comunicaciones. El almirante vio de repente unas delgadas hojas escritas a mano. Eran el diario personal del radio...
Se ha decidido intentar una expedición a la Montaña Rosa. Ruartz cree que encontrará en ella los totems de los indígenas, lo cual promete ser interesante. El capitán Hel y Ruartz, el antropólogo, irán en la tanqueta conducida por Still, el técnico en electrónica. El resto del equipo permanecerá a bordo. ¡Hasta mañana!
Las seis de la mañana. Acabamos de tomar un buen desayuno. Todo está listo. ¡Ah! Still apestilla las puertas. Los indígenas no llevan armas, afirma Ruartz, Sin embargo, llevan unos instrumentos extraños. Estamos en guardia.
Los indígenas se han detenido a diez metros del A.G. ¡Lo que llevan son instrumentos musicales, y se disponen a darnos una serenata!
Nos reímos un poco en la espacio nave, y el capitán se siente un poco vejado por las circunstancias.
¡Qué música, amigos, y qué cacofonía! Hornos puestos en marcha y la cámara automática, puesto que la pantomima también vale la pena...
Un garabato informe cubría el resto de la página. ¡Allá comenzaba lo desconocido!
[...]
Un momento más tarde, los oficiales del Estado Mayor se sentaban en la sala de proyección. Iba a pasarse el film registrado por la cámara de la nave siniestrada, desgraciadamente sin el sonido.
La primera escena mostraba a la dotación atenta a los gestos de los indígenas, pigmeos de tipo asiático, someramente vestidos, soplando unas enormes flautas negras. La cámara enfocó a los espectadores. La serenata debía de ser horrible. Todos hacían gesto de taparse los oídos, riendo a carcajadas. Después, los salvajes, tocando siempre a pleno pulmón. La dotación, escuchando atentamente. "



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