El terror (fragmento)Arthur Machen
El terror (fragmento)

"No se puede creer en lo que no se ve: más bien no se puede ver lo que no se cree. Eso ocurrió durante el Terror. Todo esto confirma lo que dijo Coleridge acerca de la necesidad de tener la idea antes de que los hechos puedan ser de alguna utilidad. Desde luego, tenía razón; los meros hechos, sin la idea que establezca una relación entre ellos, no son nada y no llevan a ninguna conclusión. Disponíamos de una cantidad suficiente de hechos, pero no podíamos hacer nada con ellos. Volví a casa en la comitiva de aquel horrible cortejo que partió de Treff Loyne en un estado de ánimo muy próximo a la locura. Oí que uno de los soldados le decía a otro: “No hay ninguna rata capaz de atravesar a un hombre a lo vivo, Bill”. No sé por qué, pero tuve la impresión de que si oía más conversaciones como aquellas me volvería loco; me pareció que estaba perdiendo la razón. Dejé la partida y tomé el atajo a campo través que conduce a Porth. Fui a ver a Davies en la High Street y me puse de acuerdo con él para que se encargase de cualquier paciente que pudiera yo tener aquella noche, y luego me fui a casa y le di instrucciones a mi criado para que si llegaba alguno lo remitiera a Davies. Y luego me encerré para tratar de resolverlo todo… si es que podía.
No crea usted que mis experiencias de aquella tarde me habían proporcionado la menor aclaración. La verdad es que, de no haber sido porque había visto el cadáver del pobre Griffith que yacía atravesado en su propio corral, creo que habría estado dispuesto a aceptar una de las ideas de Secretan y a creer que toda la familia había sido víctima de una ilusión o alucinación colectiva, y se habían encerrado y muerto de sed por pura locura. Creo que ha habido casos como ese. Es la enajenación mental de la inhibición, la certeza de que no puedes hacer algo que, en realidad, eres perfectamente capaz de hacer. Pero había visto el cadáver de aquel hombre asesinado y la herida que le había matado.
¿No me dio ninguna pista el manuscrito que dejó Secretan? Bueno, me pareció que aumentaba la confusión y el desconcierto. Usted lo ha visto; sabe que en ciertas páginas indudablemente es mero delirio, las divagaciones de una mente agonizante. ¿Cómo iba yo a distinguir entre los hechos y los desvaríos, si me faltaba la clave de todo el enigma? El delirio es a menudo un castillo en el aire, una especie de sombra magnificada y distorsionada de la realidad, pero resulta muy difícil, es casi imposible, reconstruir la verdadera casa a partir de la imagen distorsionada que se refleja en el obnubilado cerebro del paciente. Verá usted, al escribir aquel documento extraordinario, Secretan casi insistió en el hecho de que no estaba en su sano juicio; que durante varios días había estado en parte dormido, en parte despierto, en parte delirando. ¿Cómo iba uno a juzgar su declaración, a distinguir entre delirio y realidad? Algo estaba confirmado; recuerde que él habla de pedir ayuda a través de la vieja chimenea de Treff Loyne; eso parece encajar con las historias acerca de un grito ahogado y quejumbroso que se había oído en el Allt: eso se puede considerar como un indicador de la autenticidad de aquella experiencia. Y miré también en los sótanos de la granja y encontré una especie de madriguera cavada frenéticamente junto a una de las columnas: era otra confirmación. Pero ¿Qué iba uno a pensar de la historia de la voz que cantaba, de las letras del alfabeto griego, y del capítulo extraído de algún profeta menor desconocido? Cuando se tiene la clave es bastante fácil separar los hechos, o los indicios de hechos, de las ilusiones; pero yo no disponía de la clave aquella tarde de septiembre. "



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