Una llegada inesperada (fragmento)Ha Jin
Una llegada inesperada (fragmento)

"Las mujeres son todo avaricia» pensó tras el encuentro con su amante, quien le había puesto mala cara. «¡Tres melones!, ¡qué vergüenza!». De nada servía explicárselo ya que ella no iba a hacer nada por entenderlo. «Compré ocho en un principio, pero no me creyó». «Eres tan agarrado. No he conocido a un hombre como tú». «Entonces, ¿a cuántos hombres había conocido? ¿A cien?
¿Para conseguir comida y ropa que ponerse? ¿y por dinero? Ni me fui de putas ni pensaba pagarle a ella. Menos mal que hoy no tenía dinero en la cartera o habría tenido que darle uno de los grandes para calmarla. Nunca la vi tan loca, tan codiciosa. Las mujeres son todas iguales. Espera que le lleve algo. Al menos ya me ha mostrado cómo es en realidad. ¿Se habrá cansado de mí? ¿Querrá librarse de mí? ¡Qué viejo estoy! ¡Es tan difícil contentar a una mujer! Acuérdate de llevarle algo bueno la próxima semana para compensarla por los tres melones. ¿Qué debería comprarle? ¿Un bote de crema de día? No, le compré uno el mes pasado. ¿Un par de medias de nailon? ¿Qué color le gustará? Ni idea. Y, ¿Qué tal unas galletas de avellana? No sé, estoy cansado. ¡Es tan ridículo! ¡Es como jugar a las casitas con una niña! ¡No se puede razonar con una mujer! ¡Tiene cuarenta bien cumplidos y se ha casado cuatro veces!».
La cortina del cuarto se abrió.
—Sal a comer —le dijo su esposa.
Jia vació la pipa y se dirigió a la mesa de comer. Lei ya estaba en la cama de ladrillo, intentando alcanzar unos bollos blancos recién hechos que estaban en la mesa baja que tenía delante. Ning se acercó para darle de comer arroz y lenguado estofado. Le dio un tapón de corcho con el que jugaba mientras comía. "



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