Contad hombres, vuestra historia (fragmento)Alberto Savinio
Contad hombres, vuestra historia (fragmento)

"Lorenzini pasaba las tardes en la puerta del Café Falchetto, enfrente del actual Bottegone, en el llamado «rincón de los trabajadores», que recibía este nombre por reunirse en él los más célebres ociosos de Florencia. Allí, en compañía de Pier Coccoluto Ferrigni, llamado Yorick, y de otros juerguistas, Carlo Lorenzini se tomaba a sorbitos su copa de ajenjo y despellejaba vivos a los transeúntes, a imitación de esos cínicos de la antigua Atenas a los que llamaban «sales» por lo salado de sus comentarios.
En invierno llevaba el bombín de fieltro, en verano el sombrero de paja. Lo llevaba ladeado, calado hasta los ojos o echado hacia la nuca. Había inventado una especie de lenguaje del bombín. El bombín era un quinto miembro de su cuerpo. No se lo quitaba ni para dormir.
Lorenzini nunca se acostaba sin antes recibir la bendición de manos de su madre. Por su parte, ésta no se dormía hasta que no oía recogerse a su Carlino.
Pero ¿por qué Carlino se recogía tan tarde?
Carlino era bebedor y jugador. Las partidas de tresillo se prolongaban hasta muy entrada la noche en el Casino Borghese de via Ghibellina. Cuando en los campanarios de las iglesias daban las tres de la noche, desde su cama con dosel, en la que estaba angustiada y con el oído aguzado, Angiolina Orlazi de Lorenzini oía crujir la puerta de casa. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com