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Llamadme Alejandra (fragmento) "Sí, las amistades se me han aproximado por donde menos esperaba que surgieran. Lily Dehn, otro ejemplo, era una jovencita de la nobleza rural, descendiente de turcos, cuyo único contacto con nosotros era que su abuela había sido madrina de bautismo de mi hermana Ella. La abuela era una anciana extravagante, rabiosamente enamorada de su país, y que había decidido, con todo un equipo de colaboradoras, preservar las antiguas artes de bordado rusas. Mi hermana había recibido todo un cargamento de bordados exquisitos y delicados como vidrieras venecianas, cuando llegó a Rusia. De un día para otro, esa nieta desconocida se prometió con un miembro de nuestra guardia personal y también oficial de nuestro yate Standart, Charles Dehn, un sueco encantador al que las niñas llamaban Pekín Dehn, y por supuesto, quisimos conocer a la novia. Fue durante el verano de 1907, y Anastasia estaba enferma de difteria, de manera que yo me había aislado en el palacio Alexander hasta que el peligro de contagio hubiera pasado. Allí acudieron a visitarme la pequeña Lily, su venerable y bordadora abuela y el apuesto novio; la terrible princesa Golitsyna, el azote de las faltas de etiqueta, los acompañó hasta mí. Lily vestía de blanco, como yo, y llevaba un sombrero adornado con rosas, y me gustó desde el primer momento. Nos encontramos en el jardín de invierno, un invernadero cálido y sombreado por las palmeras y las flores tropicales, donde había instalado una casita de muñecas para Anastasia. Despedí a Golitsyna, de manera que la joven pudiera respirar con más soltura, y comenzamos, en el baile de idiomas oficial (francés para la anciana señora, ruso para los jóvenes), a charlar de las tonterías de rigor: los preparativos de la boda, la salud de mi hermana... Y a cada palabra aquella muchacha me parecía más y más cercana. Esperaba que Charles fuera feliz con ella. Cuando ya la visita terminaba, me atreví a pedirle que volviera a visitarme muy pronto, cuando regresara de su luna de miel. " epdlp.com |