Fruitlands (fragmento)Louisa May Alcott
Fruitlands (fragmento)

"Así expresaba él su creencia, y, en esta crisis, el alma enamorada se aferraba a la fe de él, segura de que el Padre Omnisciente no abandonaría a un hijo que había buscado su proximidad con tanto denuedo. Después de reunir a sus hijas en torno a ella, la señora Lamb se dispuso a esperar el desenlace de la tragedia que se estaba escenificando en aquel cuarto solitario. Al otro lado de la ventana caía la primera nieve del año, y ellas la observaban sabiendo que seguiría intacta mucho tiempo, pues ningún amigo vendría a hollarla con sus pisadas.
Pero esos ángeles forzudos que sostienen e instruyen a las almas en momentos de desconcierto y aflicción estaban moviéndose. Iban y venían sin dejar rastro alguno por fuera, a la vez que obraban milagros por dentro. Y es que, en ese momento en que el resto de las emociones ya habían palidecido dando paso a una lucecita mortecina, en que todas las demás esperanzas ya estaban extintas, en que la amargura de la muerte había llegado casi al extremo, en que el cuerpo ya había superado todos los espasmos ocasionados por el hambre y la sed y el alma se alzaba presta para la partida…, el amor, que sobrevive a todo lo demás, se negó a morir. La cabeza se había inclinado en señal de derrota, las manos estaban exhaustas de tantas tareas pesadas, pero el corazón, incluso después de ser tocado por la muerte, no podía enfriarse lo suficiente como para olvidar a los que estaban hospedados en sus recovecos más hondos y tiernos. "



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