Muerte en mar abierto (fragmento)Andrea Camilleri
Muerte en mar abierto (fragmento)

"Montalbano no podía más, estaba hasta la coronilla. Primero miró el reloj (quedaba poco para las cinco y veinte de la tarde) y luego miró a Augello y a Fazio, que estaban sentados al otro lado de su mesa, también muertos de asco.
—Muchachos —empezó a decir el comisario—, hace dos horas y pico que hablamos del asunto este de los turnos de noche sin llegar a una solución, así que voy a haceros una buena propuesta.
Sin embargo, no tuvo tiempo de plantear esa buena propuesta que tenía pensada, porque una bomba, lanzada sin duda alguna desde la calle por la ventana abierta, explotó dentro del despacho y los dejó sordos.
O, mejor dicho, ésa fue la terrible impresión que tuvieron los tres. Fazio se cayó de la silla, Augello se echó hacia delante y se cubrió la cabeza con las manos, y Montalbano se encontró de rodillas detrás de la mesa.
[...]
Sin mediar palabra, salieron a toda pastilla hacia el despacho de Augello, donde había un televisor. El subcomisario lo encendió. Un periodista estaba explicando que, mientras Juan Pablo II saludaba a los fieles en la plaza de San Pedro, de pie en su coche, lo habían alcanzado dos disparos que lo habían herido en el índice de la mano izquierda y en el intestino. Esa segunda lesión era muy grave. El papa había sido trasladado al Policlínico Gemelli. El autor del atentado, que había tratado de huir pero había sido detenido por la gente, era un turco de veintitrés años llamado Alí Agca, que pertenecía a una peligrosa organización nacionalista, los Lobos Grises.
Estuvieron hasta las siete y media pegados a la pantalla del televisor para enterarse de algo más, pero únicamente informaron de que el papa se debatía entre la vida y la muerte. "



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