La Inmaculada Concepción (fragmento), de Pájaros a punto de volar (fragmento)Patricia Highsmith
La Inmaculada Concepción (fragmento), de Pájaros a punto de volar (fragmento)

"Pero había jurado al aire de la noche, agitando su martillo como Thor en un aire que no ofrecía resistencia, que la atacaría antes de que ella le reconociera y había fallado. Se sintió como un saltador de trampolín que hubiera mirado el agua demasiado tiempo para atreverse a saltar.
La cocina era grande y él no la encontró hasta que la lámpara se encendió de pronto y llenó de luz dorada el lugar.
Entonces lo vio. Observó durante largos segundos la distorsión de la figura de ella, miró fijamente con sus ojos miopes, grandes en sus cuencas oscuras, con sus finos labios separados en una expresión extraña para su tensa cara. La observó hasta que tomó conciencia de sufrir una especie de hipnosis, una sensación de vértigo y agotamiento. Ocultó el martillo tras la pernera del pantalón y se apoyó contra el aparador.
Emma no le miró ni una sola vez. Llenó el hervidor y acercó una cerilla encendida al quemador de gas. Se movía con gracia, etérea, a pesar del volumen de su cuerpo. Unos pocos pelos grises, soltados del peinado castaño jaspeado, captaban la luz de la lámpara como un halo alrededor de su pequeña cabeza. Sus manos, pese a toda su actividad, describían movimientos suaves e inseguros.
Pero incluso en su manera de ponerle la tapa a la tetera, había una expresión de generoso e indiscriminado amor.
El hombre que la observaba empezó a sentir miedo. Le daba miedo el niño, no Emma. El niño le confería una realidad que le desconcertaba y dejaba estupefacto. Empezó a sentir que Emma y el sutil aroma de la casa le provocaban aquella inercia. "



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