Daniela Astor y la caja negra (fragmento)Marta Sanz
Daniela Astor y la caja negra (fragmento)

"Mi madre deja el ramo sobre la mesa. Lo abandona. Las gamarzas son flores muy burdas. No son como los gladiolos o las rosas de té y, sin embargo, cuando me fijo y miro las flores en primer plano, me doy cuenta de lo complejo y hermoso que resulta el orden de los pétalos. También descubro que, al mirar en primer plano, la realidad se deforma como si uno estuviese bajo el efecto de un narcótico. Ya en mi pensamiento de entonces aparece la palabra narcótico que es de uso habitual en las series policíacas. También empiezo a ser consciente de lo difícil que resulta tomar distancia para mirar las cosas. Al mirar las flores, detecto un punto de alegría en un ramo de gamarzas envueltas en el mismo papel con que la panadera nos envuelve los cuernos de chocolate. Dulces años del chocolate líquido de los cuernos de bollería industrial. Mi padre me da pena y, a la vez, me parece un cobarde por no decirle a su mujer que es una impertinente.
Una ingrata.
[…]
Le digo que sí a mi padre con la cabeza para que mi madre no me oiga.
Además, yo no sé si son o no son bonitas. Bonitos son los calendarios de gatitos y algunas canciones melódicas. No estoy muy segura de lo que debo decir para no equivocarme. Sé que en este caso la respuesta no es única, correcta o incorrecta, aproximada, como cuando en la clase de matemáticas nos piden que resolvamos la raíz cuadrada de trescientos setenta y siete. Mi madre coge su cuadernillo de ecuaciones. Se olvida del ramo. Mordisquea el extremo de su lápiz de madera y su goma de borrar Milán. Mi padre coloca el ramo en un jarrón de vidrio. Habla de otros asuntos que no tienen que ver con las margaritas. "



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