Magnus Merriman (fragmento)Eric Linklater
Magnus Merriman (fragmento)

"Después de una larga y alegre conversación, en la que la independencia de Escocia se dejó adivinar como muy cercana, Magnus volvió a su piso y halló a Frieda esperándole. Había vuelto para pedir perdón por su rudeza y a admitir que él tenía derecho a declarar que su carrera era más importante que la felicidad de ella. Magnus intentó interrumpirla, pero ella continuó en tonos de dulce razonamiento. Ella había sido impulsiva, el amor la había hecho así; pero ahora estaba resignada a esperar. No quería serle un estorbo. Sí, entre tanto, Magnus se sentía poco inclinado a formalizar su compromiso, ella no lo solicitaría. Podrían continuar siendo amigos, y ella se contentaría con esas relaciones.
Permaneció con él hasta la hora de la cena, y le animó a hablar de la situación en Kinluce y a explicar las directrices en que pensaba conducir su campaña electoral. Mostró tanta simpatía, que Magnus se sintió atraído hacia ella de nuevo y dejó que en la conversación intervinieran tópicos más íntimos que los políticos. Resultaba evidente que ella entendía la amistad como algo posesivo, y que las relaciones inocentes que había propuesto podían definirse como un compromiso sin carácter oficial. Su compostura era tan atractiva, no obstante, que se despidieron no sólo con afecto sino con pena.
Toda la siguiente semana estuvo Magnus atareado. Tuvo entrevistas con MacDonell y otros importantes miembros del Partido Nacionalista, y recibió copiosas informaciones y consejos sobre el estado de los asuntos en Kinluce. El diputado actual estaba seriamente enfermo y se esperaba que dimitiese de un momento a otro. Al parecer el Partido no se hallaba muy bien financieramente, pero MacDonell estaba seguro de que para una ocasión tan importante sus miembros contribuirían con largueza, y que se reunirían fondos suficientes para todos los gastos electorales.
Se había asegurado la colaboración de una persona ideal como agente electoral de Magnus, dijo, un tal capitán Archibald Smellie, un caballero que tenía mucha experiencia en organización política y era un ferviente nacionalista. El capitán Smellie era un hombre alto y delgado, de cabello negro y pronunciado estrabismo. Tenía unos modales confidenciales y agradables. Inmediatamente se refirió a Magnus como el «candidato», y se aprovechó de cualquier ocasión para recitar pasajes de los Libros Azules, Amarillos y otras publicaciones similares.
Además de estas conversaciones oficiales, Magnus fue visitado por Hugh Skene, MacVicar, la señora Dolphin, el señor Newlands, la señorita Beaty Bracken y otras personas que había conocido ya en casa de Sutherland. Todos prometieron venir a ayudarle a Kinluce, y aunque su diverso entusiasmo hacia el comunismo, pacifismo, vegetarianismo, no— conformismo poético o herejía económica podía dañar su apariencia de frente único, Magnus aceptó con alegría sus ofertas de ayuda.
Frieda le visitaba diariamente. Se encontraba en su piso como en su casa, y adquirió una serie de hábitos que indicaban cómo había aumentado su doméstico enjuiciamiento de la situación. Acostumbraba, por ejemplo, a tomar en préstamo su pañuelo cuando había olvidado el suyo. Como era una muchacha sana y fuerte y con escasa afectación, se sonaba vigorosamente, y cuando devolvía el pañuelo a Magnus, no parecía sino que era suyo y él quien realmente lo pedía prestado. Pero él estaba tan ocupado que prestaba poca atención a lo que ocurría, y la dejaba zurcirle los calcetines sin apercibir el significado de tanta benevolencia.
Por fin llegaron noticias de Kinluce, y dos días después Magnus visitó su distrito, acompañado del señor MacDonell, el capitán Smellie y otros destacados miembros del Partido, y en un salón mal alumbrado se dirigió a diez y ocho o veinte electores que declararon al instante su elección como candidato nacionalista. "



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