Judith Fürste (fragmento)Adda Ravnkilde
Judith Fürste (fragmento)

"Banner le indicó por señas que podía retirarse; no deseaba que nadie, y mucho menos su criado, fuese testigo de su conmoción. Sin embargo, en ese instante sintió que algo había cambiado para siempre en su interior de un modo que jamás hubiera creído posible. Lo invadía un sentimiento de gratitud y de felicidad de cuya existencia había dudado. De pronto cobró conciencia de que ni por un instante se había atrevido a esperar la llegada de ese hijo, y, a pesar de todo, había sucedido, tenía un chiquillo, un heredero. La vida ya no le parecía inútil, ahora tenía una meta, un cometido, algo por lo que luchar y vivir. Y esa alegría en la que su espíritu escéptico se había resistido a creer lo abrumó con su intensidad. Un hijo suyo, un hijo de Johan Banner, heredero de sus tierras, de su apellido, de su riqueza, ¡un hijo que repararía la vida que él había malogrado! Todo cuanto le rodeaba cobró valor de improviso; ardía en deseos de mostrar su gratitud, pero ¿a quién? ¿A «una sucesión lógica de consecuencias»? Por un momento, le habría gustado ser capaz de dirigirse a Dios, pero no estaba en su mano. Entonces sus pensamientos vagaron espontáneamente hacia su mujer; a ella podía agradecérselo y, para sus adentros, lo hizo de todo corazón. En esos instantes habría sido capaz de besarle las manos. Ya no era solo su mujer, era la madre de su hijo y como tal la honraba. Por primera vez en su vida, sentía un respeto auténtico por una mujer.
Cuando, poco después, conoció a su hijo y contempló a aquel muchachito tan tierno en cuya cabeza se insinuaban ya algunos mechones de cabello oscuro, cuando vio sus grandes ojos castaños y sus puños de color violáceo, se le llenaron los ojos de lágrimas por primera vez en más de veinte años.
Hasta ese momento había detestado a los niños, pero aquella criatura diminuta e indefensa le pareció lo más enternecedor que jamás había visto. Era la primera vez que veía un recién nacido y, de haber sido de otro, probablemente, se habría apartado de él con repugnancia; pero era suyo, su hijo. "



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