La herida en la piel de la diosa (fragmento)William Ospina
La herida en la piel de la diosa (fragmento)

"En muchos lugares la guerra de conquista condujo al exterminio de los pobladores originales del territorio, pero en los nuestros se dio el curioso fenómeno de un mestizaje que condescendía al apareamiento físico pero que no renunciaba jamás a la segregación y a la exclusión. Qué curioso destino el de ser hijo de razas que se odian. A este tema dedicó gran parte de su labor creativa el escritor norteamericano William Faulkner. Uno de sus personajes, Joe Christmas, es un hombre que, en un mundo de odios raciales, es odiado a la vez por los blancos y por los negros, por ser hijo de los amores culpables entre seres de ambas razas. Aquello que fue engendrado en la oscuridad es odiado por todos cuando sale a la luz. Y si un niño es un amor que se ha vuelto visible, en el Mississippi intolerante y brutal de la obra de Faulkner, ese niño es un amor prohibido que se ha hecho visible, y concita el odio de todos los bandos.
En cambio es posible encontrar un mulataje cuyas principales características son la sensualidad, el ritmo y la alegría. Y ello nos hace concluir que hay unos mestizajes que son fruto del amor y el deseo, en tanto que otros son fruto sólo de la violación, de la arbitrariedad y del crimen. Los hijos del amor, dicen los psicólogos, llevan una suerte de blindaje afectivo, pueden reconocerse alegremente a sí mismos, se sienten parte digna del universo. Los hijos de esas tensas relaciones entre amos y esclavas, entre señores y siervas, los hijos de la arrogancia y de la servilidad, del desprecio y de la incomunicación, corren el riesgo de llevar toda la vida en sus cuerpos y en su conducta la huella de una violencia original. Porque la principal consecuencia de una concepción sin amor es una crianza sin amor, esa torpe violencia incontrolada sobre los niños que es la principal manifestación de que no son hijos del deseo sino de la casualidad, de la urgencia, de la imposición y de la ignorancia.
Del tipo de relación que se dio en nuestras tierras entre blancos europeos e indígenas americanos, entre europeos y africanos, entre americanos y africanos, surgió la sociedad más mestiza del continente, y con ella un conjunto grande y complejo de problemas de convivencia que se han ido resolviendo muy lentamente. Los pueblos homogéneos a veces son más tolerantes y más capaces de convivencia, pero es menor el mérito de esa convivencia, ya que no se requiere allí un esfuerzo de comprensión y de aceptación. En cambio, cuando se logra la convivencia en países conformados por seres y sangres de muchas procedencias distintas, se puede decir que se ha conquistado una de las mayores perfecciones de la sociedad humana. A eso tienden hoy todos los pueblos, no es la pureza de las razas y de las culturas sino su infinita fusión la tendencia creciente de la humanidad. Esos rostros negros de ojos verdes rasgados que uno encuentra en los andenes del Brasil, esos japoneses que cantan tango o que tocan guitarra flamenca, esos hindúes de Londres, esos alemanes de Chile, esos sirio-libaneses de Lorica y de Barranquilla. Todos han padecido en algún momento persecuciones y diásporas, todos han padecido segregación y maltrato. "



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