Mueran los cabrones y los campos del honor (fragmento)Benjamin Péret
Mueran los cabrones y los campos del honor (fragmento)

"La estación de las lluvias ha pasado, y he aquí que los órganos ya van a florecer. ¡Cuán bella es la flor de rata! Y nada se compara al perfume de los testículos que se abren en el crepúsculo. Es el momento, para usted, de deshierbar su jardín, porque, de lo contrario, las vesículas biliares parecerán ahogadas por la hierba mala. Sobre todo, no olvide dejar sueltos, al anochecer, a los cretinos mágicos que usted cebó con polvo durante toda la estación seca. Harán maravillas en la caza al cerebro, tan dañino para el desarrollo de los encéfalos en espiral, que las autoridades ofrecen hasta veinte francos de prima por cerebro. Así es cómo usted contará con un recurso que no deberá desdeñar, ya que su jardín, tan florido, debe de estar absolutamente infestado de ellos.
Le envío la ballesta que usted me solicitó para la defensa de las migas doradas. La he escogido lo bastante grande como para que pueda servirle para matar a los granos de sal que atacan a los bellos chillidos de quebrantahuesos, en su cuarto de baño. Aunque usted no me lo haya pedido, me he tomado la libertad de enviarle un centenar de moscas octaédricas con bendición paterna. Éstas le serán indispensables si usted tiene —lo cual es probable— arco-iris suspirantes en su huerto. Y, si por casualidad usted no los tiene, estas moscas le podrán ser muy útiles en los días ventosos para proteger los murmullos de las muselinas de las ideas negras que los roerían en menos de que canta un gallo.
Guardo a su disposición una magnífica ola de fondo que protege maravillosamente de los ardientes rayos del sol veraniego. Ya yo la he utilizado con éxito total. Le garantizo que los rayos de sol son efectivamente detenidos a cuatro metros del suelo y se quedan allí gimiendo como un cachorrito que sus amos han encerrado antes de salir.
Quedo de usted, mi querida niña, con la adoración de siempre, y con el solo deseo de besar su mano de reseda. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com