La voz del faquir (fragmento)Harkaitz Cano
La voz del faquir (fragmento)

"Estampa el sello en el pasaporte, un conjunto de hojas, el cuadernito de nuestras andanzas en el extranjero, la certificación —o la suposición— de que apuramos debidamente la vida. El recuerdo de los pasaportes falsos de Barbas y del cine Les Variétés de Hendaya. Echar un vistazo al documento y pasar las hojas, «Aquí le han puesto tinta verde, la de la frontera francesa suele ser azul», una inquietud temerosa, «La fecha de entrada está demasiado borrosa, ¿me dejarán salir?». El mero hecho de tener el pasaporte actualizado en un cajón de casa es ya viajar un poco: la alegría de la anticipación y el recuerdo de los lugares donde has estado. Como recibir una carta del extranjero, con la efigie de un gobernante en el dentado sello; poco le importa al coleccionista de estampillas si ese presidente es o no un dictador.
El aire que respiras en el lugar al que acabas de llegar nunca es el mismo que el de tu procedencia. «Incluso hasta aquí hemos llegado, Imanol.» Temperaturas y olores que no son los nuestros. Demasiado frío o demasiado calor. El contraste no es exactamente el de la temperatura. Lo piensas más o menos así en cuanto bajas del avión: «Aquí la temperatura se ha batido de otro modo». Estar atento, tragarlo todo, sentir el pinchazo de la adrenalina. El desamparo y la excitación que lo desconocido origina nos entregará felices y agotados al abrazo de oso al final del día; dormir incómodos sobre un armazón de esqueleto que ni siquiera llega a ser cama no será un obstáculo cuando estamos lejos de casa. «Guten Tag. Business or pleasure?» La ardorosa dicha de Imanol en su respuesta: «Business... and pleasure!».
«Mister Erich Honecker!», grita a ratos nada más llegar a la RDA con su voz cavernosa, o, quizá, «Herr Erich Honecker!», lo hace por el mero placer de pronunciar algunos nombres extranjeros. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com