Labios de piedra (fragmento)Nancy Huston
Labios de piedra (fragmento)

"El 2 de marzo de 1955, hay un nuevo cambio repentino: ¡el rey Sihanouk abdica! Designa a su padre para que lo suceda en el trono y él se echa a la arena como político. Inicialmente previstas para abril, las elecciones se aplazan hasta el 11 de septiembre. Los diferentes grupos de derecha se unen al Partido Monárquico de Sihanouk, mientras que la izquierda se agrupa alrededor del Partido Demócrata de Meas y Vannsak. Cuando a principios de verano está claro que las dos agrupaciones tienen un peso similar, Sihanouk se lo permite todo: presión policial sobre el Partido Demócrata, acoso a sus candidatos, amenazas a sus seguidores, prohibición de su periódico, arresto de su redactor jefe… Su brazo ejecutor es un tal Sam Sary.
Sary es una verdadera bestia. No un bandido con la crueldad refinada de los issaraks de Chantaraingsey, sino un tipo vulgar y sin escrúpulos, sediento de poder personal. Te resulta repelente, a tus camaradas también. Vuestra aversión se convierte en cólera cuando Sam Sary empieza a pagarle a unos rateros para que revienten los mítines del Partido Demócrata. Montados en carritos arrastrados por bicicletas, irrumpen en tromba como si fueran reyes del carnaval e impiden oír los discursos con un estrépito de gongs y tambores. ¿Qué hacer ante ese tipo de cosas? Vannsak y Meas están desconcertados. Por orden de Sam Sary, muchos candidatos provinciales del Partido Demócrata son detenidos y… desaparecen, lisa y llanamente.
Cuando al fin llega el día de las elecciones, un gran número de electores de izquierda se queda en casa. Los que van a votar son objeto de intimidaciones. Se falsifican los datos. Los raros vencedores demócratas son tumbados. Cuando el Partido Monárquico conquista su previsible y aplastante victoria se produce la desbandada: Keng Vannsak y Thiounn Mumm anuncian su decisión de abandonar la política y los vietnamitas aconsejan al Partido Comunista cooperar con Sihanouk.
Lo peor es que el mundo entero asiste a la farsa como si se tratara de un escrutinio democrático en toda regla. Desconfiado, escéptico, participando en ese juego sólo de mala gana, le das la espalda de una vez por todas al proceso electoral. Hay que hacer las cosas de otro modo. Sólo un detalle hace que no te incorpores inmediatamente a la guerrilla: la Reina de la Belleza. Le das vueltas a un plan para llevártela —⁠no, no, llevártela no, ella no aceptaría vivir contigo sin estar casados, para casarte entonces⁠— y huir con ella lejos de Phnom Penh y entonces reflexionar sobre el camino a seguir. El tiempo apremia, hay que partir sin demora.
A final de septiembre, te vales de un sirviente de Roeung para que lleve un mensaje a Maly. El hombre regresa unas horas más tarde, lívido, asustado. Le preguntas. Maly se ha negado a recibirlo, no ha podido entregarle el mensaje. Sin embargo, ha pasado el suficiente tiempo por los alrededores de la casa como para cruzarse con dos sirvientas de la muchacha.
Esperas, Sar. Inmóvil, impasible. Dentro de ti sientes cómo todo tu ser se crispa y se concentra preparándose para el golpe. Pero nada habría podido prepararte para la frase que sigue: la joven Soeung Son Maly no será tu mujer… porque acaba de prometerse con otro. Toda la casa está patas arriba con los preparativos de la boda, va a ser una fiesta monumental. "



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