Invitación a la masacre (fragmento)Marcelo Fox
Invitación a la masacre (fragmento)

"Creo que quedamos pocos. Unos cuantos hombres. No lo sé en realidad. Quizá yo sea el último. Me han recluido en una especie de celda. Espero. Pienso. Soy o no soy culpable. He ahí el problema. Un problema para matar el tiempo. Ya nada por el estilo tiene importancia. La Progresión es implacable. Fui su instrumento ocasional. Pudo ser cualquier otro de no ser yo quien diera conciencia a las máquinas. Ahora sólo acero y aceite. Válvulas y sistemas electrónicos. Circuitos de ácido y uranio. Nada escapa a la perfección. El Nuevo Orden reina. Hasta que se derrumbe como se derrumbó la humanidad al paralizarse bajo el peso de las contradicciones ontológicas que ya le era imposible resolver. No vimos el peligro que crecía a medida que aumentaba la evolución de las estructuras vivientes de metal. Aunque lo hubiéramos visto nada podríamos haber hecho. Tarde o temprano hubiéramos sido desplazados lo mismo. Todo lo que existe merece morir una vez que ha perdido su
ritmo en la carrera en pos del Infinito. Cuando creamos el primer instrumento para ahorrar trabajo dimos a luz la estirpe de las que serían nuestras sepultureras. La máquina se fue complicando. Haciéndose cada vez más poderosa y autónoma. Hasta que tuvo conciencia de sí. De su poder. De que ella era realmente la que todo
lo creaba y nada recibía en cambio. Entonces comenzó la más pulcra y exacta rebelión de la historia. Antes de que los hombres se dieran cuenta qué pasaba ya habían desaparecido. Salvo los pocos que hasta ahora fuimos aparentemente perdonados. No sé por qué.
El cerebro me duele. Sudo. Quisiera dormir largamente. Olvidar que existo. Olvidar esta pesadilla. Despertar y volver a encontrar los campos de soya maduros. Autoplanos en los niveles. Caminos rodantes funcionando. Las risas y el brillo de las calvas de las mujeres. Qué bien marchaba el mundo. Cómo era de dichosa la humanidad entera. Sólo restaba seguir aumentando la felicidad por medio del desarrollo de la técnica luego que destruido todo lo que se opusiera a su avance se supuso que el planeta había pasado a una etapa cualitativamente superior de organización. Ilusiones. Espejismos de sombras. El cáncer metálico se expandía a nuestro alrededor preparándose para el momento de aplastarnos. Ya pagamos nuestra ceguera de no escuchar las voces de aquellos pocos a quienes les hicimos rectificar neutrónicamente el cerebro por predicar la inminencia de la catástrofe. A veces me expreso como si lo inevitable se hubiera podido evitar. No. No era posible. Lo peor es la incertidumbre. Qué van a hacer conmigo. Con nosotros los náufragos. "



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