Enigma del invitado (fragmento) "Todos los maniquíes de la ciudad fueron llegando con un estrépito de alambres y maderas. Unos azules discos de gramófono lucían sobre el pecho, hacia la izquierda, clavados al nivel de la quinta traviesa. Los anunciaba una registradora, rígida, de librea. Ingurgitando tiques. Y escupiendo tarjetas. Iluminaban el salón enorme mil hachones de tea, y, posándose en rotos candelabros, un rumor de luciérnagas. Escondido en el carro de la basura, pude llegar allí y colarme de rondón en la fiesta. En el momento en que empezaban los bailarines a autodarse cuerda. Un zapato de plata, duro y frío, dirigía la orquesta de pistones y émbolos, de palancas y ruedas. Toda la noche estuve dando vueltas. En una danza interminable. Clavado sobre el sexo de una guitarra vieja. Y la mañana abierta me sorprendió tendido en la escalera. Sudoroso, apagándome. Succionando el pezón de una bombilla eléctrica. " epdlp.com |