Devoraciones (fragmento) de FábulasLuis Goytisolo
Devoraciones (fragmento) de Fábulas

"Que ése es el camino nos lo indica no sólo el resultado de la programación de más de cien millones de datos, no, no sólo esa respuesta fría, sin alma; que ése es el camino nos lo indica, sobre todo, la actitud de la juventud de hoy, que, al igual que los elementos adelantados de un vuelo de patos señalan la dirección que tomará el conjunto, así ellos, los jóvenes de hoy, nos señalan en qué sentido debemos orientar nuestros esfuerzos. Una nueva dimensión espiritual: esto es lo que ellos buscan, lo que ellos reclaman, lo que ellos esperan de nosotros. Y nuestro deber, lejos de limitarnos a tomar buena nota de tales esperanzas —actitud que daría lugar a un sentimiento de frustración de peligrosas repercusiones—, no es otro que el de impulsarlas, hacerlas fraguar en empresas de signo positivo: descubrir nuevas fronteras, construir la gran sociedad, realizar la utopía.
¿Pistas? ¿Síntomas? ¿Indicios? La actualidad, en plena era de la informática, del romanticismo, ese producto sublimado de la Revolución Industrial, del vapor de la máquina. Nada más lógico, por otra parte. Conseguida la seguridad material, ¿qué otra clase de seguridad cabe imaginar sino la espiritual? Idealismo, sentimentalidad, el triunfo de lo elevado, esto es lo que pide el joven de hoy, el hombre de mañana. De ahí el éxito de obras como Mummy Blue, cuyo simple título ya es un valor en sí mismo.
De ahí el retorno del love story, la adaptación al cine de leyendas eternas como la de los amores del caballero Llame d’Or y la princesa Gozabel. Sí: el éxtasis de la comunicación, de la dualidad olvidada. La ebriedad embriagadora de contemplarse en las pupilas del ser amado, de estrechar su cuerpo como si fuera el nuestro, como si nuestros fueran sus brazos y las manos que nos acarician.
Y, finalmente, la irrupción de lo invisible, la vuelta de lo sobrenatural. Un último y definitivo escrito de Freud cuyo comienzo rezara así: Cuenta Catalina Labouré que cuando se le apareció María por segunda vez portaba un globo en sus manos. Este globo representa la Tierra y cada uno de vosotros, le dijo. Y en la Vida del Padre Kolbe, el loco —le fou— de Nuestra Señora, se dice que antes de morir decía: veo la imagen de la Virgen María sobre la plaza mayor de Moscú. "



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