El blanco de Argelia (fragmento)Assia Djebar
El blanco de Argelia (fragmento)

"Más de veinte años después, en el Este argelino, nació Kateb Yacine, consagrado asombrosamente casi al mismo destino, como si el ángel que, según se cuenta, estuvo en la fuente de la inspiración de Si Mohand —aquél le habría pedido, al borde de una fuente: «¡Elige: rima, y hablaré yo, o bien habla, y yo rimaré!» y, se dice, que Mohand eligió hablar—, ese ángel de la precoz inspiración hubiera tenido un segundo encuentro: «¡Habla y yo rimaré!»
Entrelazar los dos esquemas de vida es una tentación no exenta de lógica: la muy temprana predestinación, el nacimiento en una familia cultivada, pero que la tragedia de la historia argelina arruina y dispersa (Si Mohand, en la insurrección de 1871, ve a su padre fusilado, a su tío deportado y los bienes familiares secuestrados; e igualmente Yacine vivió una infancia feliz entre un padre funcionario de justicia musulmana y una madre poetisa, pero, en 1945, todos los suyos son aplastados por la represión de Setif y Guelma, hasta a él, un adolescente de quince años, lo metieron en prisión; tras esa fractura, no pudo seguir estudiando, su madre, enferma, fue hospitalizada, y su padre, tempranamente desaparecido, le dejó una pesada carga familiar).
Kateb Yacine y Si Mohand se convierten ambos, a lo largo de sus vidas, en unos poetas vagabundos. «Amante apasionado del espacio y la libertad, va allá donde su estrella lo guía»: así habla Feraoun de Si Mohand, quien gustaba del vino dulce y el ajenjo, y, en sus isefras, poemas de forma fija, cantaba sólo al amor, o a la decepción del amor, o a la embriaguez, pero siempre con una impronta acerada. Quien, andador infatigable, no cesará nunca en su continuo peregrinar entre la Cabilia, la región de Bona y Tunicia.
Yacine, a los diecisiete años, publicó un libro de poemas y, a los dieciocho, fue a París a dar una conferencia sobre el emir Abdelkáder. Kateb, sumergido como Si Mohand en el beréber, pero habiendo estudiado también el árabe clásico en la zagüía de su tío, se encuentra entre dos lenguas: su escritura francesa corría pareja con su árabe materno.
A partir de la publicación de su obra maestra Neyma, en el 56, la popularidad de Yacine en Argelia y Europa va a ser una aureola que lo acompañe por todas partes; y, al mismo tiempo, acentuará su vagabundeo: por la URSS, Vietnam, Alemania, Italia y por la Argelia independiente, a donde regresa de nuevo, pero de donde se va pronto y a donde vuelve poco después, en 1970, para establecerse. Transcurren más de treinta años en los que su condición de nómada representa al mismo tiempo su necesidad de oxigenarse y su sujeción, ¡pues, en algunos momentos, aspira a establecerse y escribir desde la estabilidad! "



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