Orquesta de señoritas (fragmento)Jean Anouilh
Orquesta de señoritas (fragmento)

"HORTENSIA (de pronto desde el fondo).— ¡Tuve hombres por docenas! Grandes, buenos mozos, bien formados. Después de la muerte del señor Hortensia, me quede en reposo. Pero si quisiera conseguir alguno…
SUSANA.— Si quisiera conseguir alguno, ¿qué haría señora Hortensia?
HORTENSIA.— ¡Pues buscaría uno mejor fabricado! ¡Eso es todo!
SUSANA (poniéndose de pie).— ¡No le voy a permitir…!
PIANISTA (tratando de intervenir, ridículo e ineficaz).— Señoras, por favor…
SUSANA.— León es hermoso, Tiene una nariz griega…
HORTENSIA.— Que tenga la nariz griega o no, me importa un comino. Lo que realmente me interesa son sus pectorales.
PIANISTA.— ¡Señoras, se lo ruego!
HORTENSIA.— El señor Hortensia era como un ropero de tres cuerpos. Aplastaba a cualquier mujer en una cama. ¡Ese es el amor!
SUSANA.— ¡Qué grosería! Señora es usted una mujer vulgar y soez.
PIANISTA.— ¡Señoras, se lo suplico!
SUSANA.— ¡Sus changadores, sus mozos de café, sus brutos! Sepa que desprecio esa clase de hombres. ¡Me dan ganas de vomitar! ¡Preferiría morirme antes que una de sus groseras manos intentara tocarme! León es otra cosa. Es un efebo. Muéstrale tu cuerpo, León. Muéstrale que no tienes ni un poquito así de estómago. Muéstrale, te digo. ¡No le voy a permitir que diga que no eres un lindo hombre!
PIANISTA (espantado).— ¡Susana delante de la orquesta, no!
SUSANA (vibrante).— ¿Por que no? ¡Estoy orgullosa de nuestro amor! ¡Quiero desafiar al mundo, a la opinión pública! ¡Quiero desafiar a la tierra entera!
HORTENSIA (que ha echado una mirada aterrorizada al fondo de la sala).— ¡Señorita Susana Delicia, el dueño nos está mirando! Usted bien sabe que a él no le agradan, más aún, no quiere conversaciones entre las integrantes de la orquesta. Y nuestro contrato es rescindible cada quince días. (Grita obsecuente.) ¡Enseguidita, señor Lebonze! Enseguida empezamos. ¡¿Están listas, señoras?! ¡Rápido! ¡Con mucho espíritu! Vamos ya, uno, dos, tres, cuatro…
(Cada una se ha colocado rápidamente en su lugar y tocan una pieza de carácter heroico y brillante. Durante la ejecución Susana murmura, mientras toca furiosamente el violonchelo.)
SUSANA.— ¡Me mataría! ¡Me mataría!
PIANISTA (gime sin dejar de tocar).— ¡¡¡Susana!!!
(Música.)
SUSANA.— Me voy a tirar al rio.
PIANISTA (loco de pasión).— ¡¡¡Susana!!!
(Música.)
SUSANA.— ¡Me envenenaré con láudano!
PIANISTA (desesperado).— ¡¡¡Susana!!!
(Música.)
SUSANA.— ¡Me arrojaré bajo un tren!
PIANISTA (más desesperado aún).— ¡¡¡Susana!!!
(Música.)
SUSANA (riéndose a medias, de pronto).— No, claro que no. Se quedaría muy contenta. ¡Al fin le tendría para ella! ¿Sabes que haré mañana? Me voy a comprar un vestido nuevo. El más caro que haya en el «Petit Paris». Me gastaré el sueldo entero de la quincena. Le voy a demostrar que tengo un talle de avispa. Le voy a hacer sentir avergonzada de su enorme e innoble trasero.
PIANISTA.— ¡¡¡Susana!!!
(Música.)
SUSANA (pregunta repentinamente).— ¿Me quieres, León?
PIANISTA.— Te adoro, amor mio, y nunca querré a otra más que a ti.
(Música.)
SUSANA.— No te asusta la muerte, ¿verdad? "



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