Uruguay 20 años después (fragmento)Eleuterio Fernández Huidobro
Uruguay 20 años después (fragmento)

"Un dieciséis de abril, de hace veinte años, perdíamos el referéndum contra la Ley de Impunidad. El veintiocho fallecía Raúl Sendic.
Muy pocos sabíamos que su enfermedad incurable lo traía condenado a muerte desde unos cuantos meses atrás, y esa noticia, la de su condena por el "Mal de Charcot", fue dada a conocimiento público por el semanario Mate Amargo pocos días antes del referéndum.
Se trató de una decisión calculada para contribuir a juntar los votos que necesitábamos meter en las urnas.
Nos tocó, personalmente, pedirle ese permiso para ese propósito.
De la muerte y con la muerte hablamos con él muchísimas veces a lo largo de tantos años. Era una mala compañera... En realidad lo sigue siendo y para todo el mundo.
Pero en aquellas tan sorprendentes y peculiares condiciones, pletóricas a su vez de injusticia, absurdas, "inexplicables (venir a morir así...) e inapelables, resultaba difícil, extraño y muy amargo.
Estaba en París. El teléfono lo atendió su compañera Xenia, quien apresuradamente nos dijo que Raúl tenía algunas dificultades para hablar, por lo que ella funcionaría como intérprete, intermediaria y hasta traductora.
Sendic siempre tuvo dificultades para hablar, incluso antes del balazo que le destrozara la cara y, en especial, la boca. Cierta mañana tomando mate con Carlos María Gutiérrez (su compañero de toda la vida) y luego de una mediana exposición del "Bebe", el "Negro", no sin cortante ironía, nos pidió el favor de traducirle lo que "éste quiso decir"...
Pero aquel día, sabíamos lo que significaba que Raúl tuviera "dificultades para hablar": los médicos, indicando paso a paso el sendero de la muerte, señalaron que, cuando eso pasara, se acercaba el final.
Luego de oír nuestras duras explicaciones, Raúl no sólo mandó decir que sí sino que, haciendo un enorme esfuerzo, pidió para "hablar" y desde aquellos escombros de voz, ruinas de palabras, sílabas rotas, oraciones destrozadas, sabiendo que lo entendíamos como siempre, también nos ordenó que lo "usáramos".
Quería seguir siendo hasta el final un brigadista como tantos otros.
Al "Memo" Reimman le tocó describir la enfermedad, y a nosotros, luego de aquello, la columna que nunca hubiéramos querido.
Ese sacrificio también fue en vano: el domingo dieciséis perdimos el referéndum. "



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