Último coche a Fraile Muerto (fragmento)María Inés Silva Vila
Último coche a Fraile Muerto (fragmento)

"El ómnibus partió deslizándose, inmóvil, cuidando el silencio. Sólo había una lucecita encendida en el centro del coche, sólo una lucecita colgada del techo blanco que alumbraba apenas un largo aire de hospital nocturno.
El capuchino hacía girar lentamente un rosario entre sus manos. A cada momento aparecía una cuenta nueva entre los dedos blancos y gordos del cura. La apretaba y la movía entre el índice y el pulgar como para redondearla aún más. Después la dejaba caer alineada, junto con las otras.
Cuando el cura se levantó y se acercó a la puerta pensó que se habían detenido nuevamente sin que lo advirtiera; sintió ganas de ponerse los lentes para ver hacia dónde desaparecía, pero de un lado las cortinas estaban bajas -no se le ocurrió que podían subirse-  y del otro lado, la noche, aunque clara, se cerraba para mostrar tan sólo alguna luz o algún grupo de árboles en una masa sombría y compacta. Prefirió que todo quedara así; el allí dentro, único pasajero a Fraile Muerto, y el cura afuera, no sabía dónde, caminando por la carretera blanca, yendo tal vez al encuentro de la mujer y de la niña, tal vez ya de la mano de alguna de ellas. "



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