El mito de Ícaro (fragmento)André Comte-Sponville
El mito de Ícaro (fragmento)

"Ascensión: la historia nace de las necesidades, la humanidad nace de la animalidad y la libertad nace de una naturaleza que, en principio, la ignora. Materialismo: lo superior nace de lo inferior; lo bajo produce lo alto. De ahí el progresismo tanto en Marx y Engels como en Epicuro: el progreso no es otra cosa que la emergencia en el tiempo de este movimiento de abajo hacia arriba que caracteriza al materialismo. Materialismo y progresismo van, pues, a la par: si lo superior nace de lo inferior, todo hace suponer que el hoy es superior al ayer e inferior al mañana. Y sin embargo es inútil soñar: el «progreso de la civilización», como dice Engels, no se realiza sino a través de la lucha de clases y de las diferentes formas de opresión que se derivan de ella. El progresismo no es un utopismo. No es el porvenir el que justifica el presente; es el presente el que inventa el porvenir, y sólo puede inventarlo (materialismo, desesperanza) partiendo de lo más bajo. Es decir, del deseo, y especialmente, como dice Engels, «de los instintos y las pasiones más innobles del hombre»: «La mezquina codicia fue el alma de la civilización desde su primer día hasta hoy; su único fin determinante la riqueza, una vez más la riqueza y siempre y la riqueza, no la riqueza de la sociedad, sino la de este ruin individuo aislado. Si por ventura ha conocido esta civilización un desarrollo creciente de la ciencia y, en ciertos períodos recurrentes, el más espléndido florecimiento del arte, ha sido sólo porque sin ellos no hubiera sido posible una plena conquista de las riquezas de nuestro tiempo». Desesperanza y ascensión: lo más espléndido del arte y de las ciencias nace de lo más innoble del hombre. Materialismo: primado de la naturaleza, primacía de la cultura.
Pero hay más. Pues esta «codicia» si bien se enraíza en «los instintos y las pasiones» del individuo, carece de existencia real fuera de la que le proporciona la sociedad. «El fundamento de la civilización», continúa Engels, «es la explotación de una clase por otra». La propia civilización nace de la guerra y, como ella, encuentra en el Estado su expresión más característica: «El compendio de la sociedad civilizada es el Estado, que sigue siendo esencialmente en todos los casos, una máquina destinada a mantener sometida a la clase oprimida, explotada». Sin embargo, esta misma explotación —y también, por tanto, la opresión política que resulta de ella— es causa del progreso. La burguesía, por ejemplo, «ha desempeñado en la historia un papel eminentemente revolucionario» y, una vez en el poder y cualquiera que sea el grado de poder que tenga, no puede sino continuar: la burguesía engendra ella misma a sus enterradores, como dice Marx, y prepara la libertad que sin embargo esta misma burguesía querría impedir. "



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