San Leibowitz y la mujer Caballo Salvaje (fragmento)Walter M. Miller jr.
San Leibowitz y la mujer Caballo Salvaje (fragmento)

"Escucha, hijo mío, los preceptos de tu maestro, y abre el oído de tu corazón.
El primer párrafo de la Regla
Seas quien seas, por tanto, tú que te apresuras hacia la patria celestial, cumple con la ayuda de Cristo esta mínima Regla que hemos escrito para los principiantes; y luego, bajo la protección de Dios, alcanzarás las alturas superiores de doctrina y virtud que hemos mencionado anteriormente.
El último párrafo de la Regla
Entre estas dos líneas, escritas hacia el año 529 de Nuestro Señor, en una era oscura, se encuentran las prescripciones de san Benito para una forma de vida monástica que ha prevalecido incluso a la sombra de la Magna Civitas.
Mientras temblaba sentado en el oscuro corredor ante la sala de reuniones a la espera de que el tribunal terminara de decidir su caso, el hermano Diente negro San Jorge, A.O.L., recordó la ocasión en que su tío jefe le había llevado a ver a la Mujer Caballo Salvaje en una ceremonia tribal de los nómadas de las Llanuras y cómo el diácono («Mestizo») Ponymarrón, que en ese momento se hallaba en misión diplomática en las Llanuras, trató de exorcizar a los sacerdotes con agua bendita y expulsar el espíritu de la Mujer de la casa del consejo. Se produjo un tumulto, y el joven diácono, que todavía no era cardenal, resultó atacado por unos chamanes. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com