Última esperanza (fragmento)Emilio Rodríguez Mendoza
Última esperanza (fragmento)

"Se apiñaban los periodistas, estrujándose unos contra otros en su elevada tribuna, hambrientos de pescar íntegro el discurso...
Paseó el gran hombre una mirada fría, inexpresiva, de indiferencia suprema, por la sala, y continuó hablando de la dificilísima situación por la que atravesaba el país. Un soplo de grandeza estatuaria parecía envolverle.
El futuro bien del país brotaba a raudales de sus labios un poco rebeldes al sombreo de la frase y del período.
Sólo el humo de los cigarros se permitía ondular en la atmósfera de la sala, simulando tules azulados que se arremolinaban revolucionariamente cuando entraba algún ujier, entreabriendo las puertas de la secretaría.
El discurso hacía buen efecto,  y por fin las galerías estallaban en aplausos que comprimió un risueño campanillazo del presidente recién electo.
Aquella manifestación de desinteresada e indudable espontaneidad, alentó al orador para continuar espolvoreando a su discurso frecuentes narigadas de erudición y de elocuencia.
Proseguía con patriótico fuego la latísima exposición de su discurso, y aquella frase admirable, tan redondeada y fácil de «la paz, la confraternidad y el trabajo», había concluido por encantar a un honorable legislador, cuyo tejido adiposo, exageradamente difundido en el rostro, lo ponía en el caso bien doloroso para él, de no poder hacer cumplida justicia, gritando:
-Bien, muy bien...
Pero los pleonasmos filosóficos de aquel honorable representante de uno de los pueblos más agrícolas del sur, no le impidieron decir al más cercano de sus colegas, en una gama vocal más que suficiente para que la escuchara el orador:
-Admirable, admirable...
Entretanto, afuera en la calle, se encorvaban los transeúntes bajo el permeable abdomen de sus paraguas.
-¡El suplemento con la sesión! -gritaban los suplementeros.
El orador continuaba su discurso y hablaba de los círculos y de los pequeños partidos. Su elocuencia tribunicia desplazaba todo su peso, al hacer la historia de los partidos políticos, intrincada nomenclatura de nombres y fechas que pasaba y pasaba, sombreada por pausas solemnísimas. "



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