Cuando el mundo era mío (fragmento)Eduardo Gil Bera
Cuando el mundo era mío (fragmento)

"Derrotados los Ocho y los Atinados, todavía quedaban algunos fugitivos de esas tribus. Decidí partir contra ellos y someterlos.
Antes, escogí a Providencia y Turegena, dos de las nueras de Tieso. Me quedé con la primera y entregué a la segunda a mi hijo Dadivoso. Tenía yo intención de mantener entera aquella tribu de los Atinados, tal y como estaba, con sus jefes guerreros, para cuando saliéramos a someter el mundo. Pero corrió el rumor de que los haría pasar ante el eje de una rueda para decapitarlos, como a los tártaros. Se rebelaron y atrincheraron en los carros y atalajes.
Encargué a Vigor, uno de los hijos de Vigilancio el Amarillo que me quitaron la canga y salvaron la vida, que asediara y sometiera a los atrincherados.
Entre tanto, yo salí en persecución del propio Tieso, de los Atinados, que acampaba con sus dos hijos y algunos guerreros en la cara del mediodía del Altai.
La primavera del año del Buey, me puse en camino y franqueé los pasos altos que jamás quedan libres de nieve.
Tenaz, el hijo del rey Tanyang de los Ocho, se había unido a ellos. Había conseguido rebasar las arenas del desierto y reunir a unos guerreros. De modo que todos los fugitivos de los Ocho y los Atinados hicieron un solo ejército. Libramos batalla donde el río Buqtarma se precipita desde gran altura sobre el Irtis. Allá se cruzaron nuestros hierros y los hice retroceder.
Tieso fue alcanzado por una flecha bien apuntada que le traspasó la tráquea. Sus hijos, al no poder cargar con su despojo, ni enterrarlo, le cortaron la cabeza y se la llevaron consigo.
Los Ocho y los Atinados ni siquiera acertaron a combatir juntos. En la confusión y el terror de la huida, se precipitaron desde los grandes cortados en el Irtis y la mayor parte de ellos perecieron ahogados. Los pocos que salieron vivos tomaron distintas direcciones y también pretendieron seguir a los asnos salvajes infestados de tábanos que trotan en la arena interminable.
Hice masacrar a los Atinados que debían serlo, y a los restantes los entregué para el pillaje de mis guerreros. En ese momento, los Atinados que antes se habían sometido a Vigor, el hijo de Vigilancio el Amarillo, se rebelaron otra vez. Y también aplasté a ésos. De modo que acabé con todos. Cierto es que había pensado mantener a esa tribu entera, pero no creyeron mi palabra.
También ordené a Afilado que persiguiera y exterminara a los hijos de Tieso que habían huido con la cabeza de su padre y me negaban sumisión. "



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