Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (fragmento)Rafael Sánchez Ferlosio
Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (fragmento)

"La prueba de que la Historia es antes notificación que acontecer no es sólo genética (los historiógrafos, historiando los hechos y personajes de su ayer, anticiparon la historicidad de los de su mañana), sino también empírica: ¿a qué se debe la «aceleración histórica» de que hoy tanto se habla sino al aumento de la velocidad de los instrumentos de notificación? La maldición llamada «tiempo histórico» corre a la velocidad del mensajero y del pregonero, que hoy no son otros que el telégrafo y la rotativa.
(¡Tú sola!) El conejo, moreno y gris, se ampara bajo la mata, morena y gris, de los tomillos; el lobo, fiebre de sombra y de maleza, sombra y maleza tiene por querencia. No es tanto porque les presten camuflaje cuanto por que les dan hospitalidad. El alma negra sólo en el paraje oscuro y en la voz ominosa encuentra
compañía. Tú sola, condenada a perdurable lealtad hacia los hombres, a renovado descrédito y perpetua soledad; tú, proscrita como anticipado cómplice del venidero mal que a sus propios fautores anuncias por tu boca; tú sola, ya, eres cálida y fraterna sombra hospitalaria para los hijos de la ciudad perdida; ¡tú sola, hija de Príamo, Cassandra!
Las llamadas «experiencias personales» quizá sean necesarias y hasta puedan reportar en ocasiones alguna utilidad, pero es de todo punto imprudente e inadecuada la garantía que suele atribuírseles; me refiero a la autoridad casi tiránica con que se impone el que dice: «¡Es que esto yo lo he vivido en carne propia!»; precisamente por ser las que siempre nos afectan con placer o con dolor, tales experiencias son las más fuertemente amenazadas por distorsiones o arreglos ideológicos.
En otro tiempo yo creía que «entender» quería decir bastante más de lo que a mí me pasaba cuando en verdad estaba entendiendo igual que los demás, y como eso no me bastaba para satisfacer lo que yo pensaba que sería «entender», creía que yo no había entendido y que los que decían que habían entendido habían visto una luz mucho más clara y unas figuras mucho más nítidas que yo. Al cabo de los años empecé a sospechar que cuando los demás dicen que entienden en realidad están viendo ese vago resplandor, esos contornos de humo, esas difuminadas sombras que yo nunca habría osado antaño designar como «entender». Y empecé a sospecharlo porque la otra hipótesis sería que yo soy tonto y, a estas alturas, una infamia semejante tendría que haber llegado a mis oídos o supondría una doble e imperdonable canallada: una canallada por parte del Creador, porque al que no se le concede inteligencia debería proveérsele por lo menos de humildad, para que no se rían de su atrevimiento, y una canallada por parte del prójimo, por no habérmelo hecho saber o tan siquiera dejado delicadamente adivinar a tiempo. "



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