La piel y la máscara (fragmento)Jesús Díaz
La piel y la máscara (fragmento)

"Echamos a caminar por una de las callejuelas laterales del cementerio, donde la soledad de la muerte podía palparse en su más absoluta desnudez. Lo hacíamos lentamente porque convenía al carácter de la secuencia y a mi estado de salud y también porque facilitaba la coordinación de nuestros movimientos con los de la cámara, emplazada en el dolly que avanzaba sobre raíles por la calleja transversal. En primer plano, algo defocadas, pasaban cruces, tumbas, lápidas, y al fondo, a un costado del cuadro, íbamos Iris y yo, cabizbajos. Imaginé que estaba asistiendo a mi propio entierro y experimenté una especie de vértigo, mezcla de pavor y de curiosidad. A raíz del infarto, más que el corazón, me había dolido la conciencia de que los demás seguirían vivos y el terror a no poder terminar la película. Ahora estaba seguro de que sería la última y esa convicción convertía mi apuesta en absoluta y revelaba además el costado patético de mis temores terrenales. Revelaba, esa era la palabra. La muerte era un laboratorio perfecto, capaz de iluminar definitivamente nuestra vida como si esta no fuera más que una película irreversible.
[...]
En el guion estaba escrito «los llora», pero al hablar introduje inconscientemente una ambigüedad. Decidí proseguir, pensando que la improvisación funcionaría; en todo caso estaba a tiempo de rectificarla en la próxima toma y aún de volver al diálogo original en la regrabación, pues el plano era tan abierto ahora que no había manera de ocultar al microfonista y grabábamos solo una referencia a través de equipos inalámbricos ocultos en nuestras ropas. "



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