Todo en vano (fragmento)Walter Kempowski
Todo en vano (fragmento)

"Vladímir estaba en el patio, cortando leña. Se había pasado semanas cortando leña, y la había apilado limpiamente contra una pared.
Seguía llevando el abrigo militar y la gorra cuadrada. Y una letra bordada en la guerrera, P, de polaco. Blanca sobre fondo violeta.
En 1939 había vivido la invasión de Polonia por los rusos, los sóviets lo habían capturado con intención de deportarlo. Una vecina lo había traicionado, había señalado sin decir palabra la puerta del sótano: ahí hay un soldado polaco. Pero en el último momento había logrado escaparse. Y entonces había ido a caer en manos de los alemanes. Salieron a su encuentro en una moto y se lo llevaron al campo de prisioneros más próximo.
A Vladímir le hubiera gustado contar que los rusos habían metido en una fosa a sus compañeros y los habían fusilado. Pero se guardaba la historia para sí. Se lo había contado una vez a los checos en la Waldschlösschen y le había ido muy mal. Desde entonces había enemistad entre él y los checos.
En el campo de prisioneros alemán se le había asignado la tarea de servir la comida, y luego había ido a parar a casa de los Globig, y allí enseguida se había hecho el amo. A él Eberhard no le había dado ninguna bofetada.
Vladímir cumplía con su trabajo y todo iba bien.
Tenía unas gafas pegadas con esparadrapo que se ponía cuando quería leer la Biblia, porque Vladímir era piadoso. De vez en cuando el cura pasaba por allí y hablaba con él. Cuchicheaban detrás de la puerta de los establos. En una ocasión le había traído una carta de su patria. Sí, su gente aún vivía. Justo al otro lado de la frontera, no muy lejos. Pero inalcanzables...
Hacía días que Vladímir estaba reforzando con tablas el carro grande. Se había enterado de que pronto saldrían de viaje. El otoño pasado había costado trabajo expulsar a los rusos de Gumbinnen, ¡a sesenta kilómetros de allí en línea recta! Habían visto en todos los periódicos las terribles fotos de la masacre que habían causado. Y aquello no había sido más que el principio, iban a volver.
Vladímir cortaba leña, las chicas cantaban. Y la tiíta colgaba los embutidos en la despensa, ordenados por tamaños. "



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