Sánchez (fragmento)Esther García Llovet
Sánchez (fragmento)

"Cinco chavales debajo de una farola. Cinco sordomudos hablando por señas, estaban debajo de la farola porque solo podían verse ahí, no en la oscuridad, donde no habrían podido charlar ni entenderse y no había absolutamente nada ni nadie. Mucho silencio. Las dos de la madrugada. Más fácil todo que comer con las manos.
Lo reconocí desde la otra punta de la calle. Llevaba los mismos bermudas de tapicería antigua, el reflectante amarillo en la zapatilla derecha, lo había reconocido además por esa forma de caminar de chulo de feria, de guapo gastado, de Sánchez. También sabía que solo podría encontrarlo ahí, en las máquinas expendedoras, que eran el único sitio donde conseguir algo de comer o beber a esa hora de la noche en esa zona de oficinas. Yo lo miraba desde el coche, que había aparcado en la otra acera y donde llevaba un buen rato sentada, con las luces apagadas y los pies sobre el salpicadero, esperando.
Primero metió una moneda que se tragó la máquina. Metió otra moneda, luego otra más, pero la máquina seguía sin darle nada. Le dio lo mismo. Aún llevaba el pelo grande, rizos, un nido de buitres. A la cuarta moneda la máquina dejó caer una lata. Sánchez apoyó la espalda contra la superficie helada del vidrio, rompió la anilla y los cinco grandes templos mayas del Complejo Azca nos devolvieron el eco en cinco segundos sucesivos. "



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