Vida de Vasili Fivieiski (fragmento)Leonid Andreiev
Vida de Vasili Fivieiski (fragmento)

"Extraños días comenzaron para el padre Vasili, y algo inusual se forjaba en su mente. Hasta entonces había sido así: existía una tierra diminuta y en ella vivía sólo el inmenso padre Vasili con su inmenso pesar y sus inmensas dudas, y los demás era como si no existieran en absoluto. Ahora, en cambio, la tierra había crecido, se había vuelto inabarcable y se había poblado toda de personas semejantes al padre Vasili. Eran multitud, y cada una de ellas vivía a su modo, sufría a su modo, tenía esperanzas y dudas a su modo, y entre ellas el padre Vasili se sentía como un árbol solitario en el cambio alrededor del cual, de súbito, hubiera crecido un ilimitado y tupido bosque. No había más soledad, pero a la vez desaparecían el sol y las desiertas y luminosas lejanías, y más densa se hacía la oscuridad de la noche.
Todo el mundo le decía la verdad. Cuando no oía sus veraces palabras, veía sus casas y sus rostros, y las casas y los rostros llevaban la marca de la inasible verdad de la vida. Sentía esa verdad, pero no atinaba a darle nombre y buscaba con avidez nuevos rostros y nuevas palabras. Pocos iban a confesarse durante el ayuno de Navidad, pero a cada uno de ellos el pope los mantenía horas enteras confesándose y los interrogaba curiosa e insistentemente, metiéndose en los más arcanos recovecos del alma, a los que el mismo hombre se asoma rara vez y con temor. No sabía lo que buscaba, y revolvía sin piedad todo aquello de lo que se aferra y vive el alma. En sus preguntas era impiadoso e impúdico, y el pensamiento que había nacido en su interior no conocía el miedo. Y pronto comprendió el padre Vasili que aquellas personas que le decían sólo la verdad, como al propio Dios, no conocían ellas mismas la verdad de su vida. Tras las miles de sus pequeñas, fragmentarias y hostiles verdades se traslucían los vagos contornos de una verdad única y grande que todo lo decide. Todos la sentían y todos la aguardaban, pero nadie atinaba a llamarla con el lenguaje humano, esa inmensa verdad sobre Dios, sobre las personas y sobre los misteriosos destinos de la vida humana.
Empezó a sentirla el padre Vasili, y la sentía ora como desesperación y alocado espanto, ora como lástima, ira y esperanza. Y, como antes, era severo y frío de aspecto, mientras su mente y su corazón se fundían en el fuego de la incognoscible verdad y una nueva vida ingresaba en el viejo cuerpo. "



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