Piratas de América (fragmento)Alexandre Olivier Exquemelin
Piratas de América (fragmento)

"Después de tres meses que los piratas quedaron en aquel golfo, tuvieron noticia que el navío español había llegado y vinieron con prisa al puerto, donde estaba descargando la mercaduría que traía, con ánimo de acometerle; para cuyo efecto, primeramente, enviaron a la entrada de la ribera algunos de sus bajeles a buscar una barca que aguardaban, teniendo noticia estaba cargada ricamente la mayor parte de plata, índigo y cochinilla. Supo la gente del navío que estaba en el puerto, que los piratas tenían designios sobre él; con que se preparó todo muy bien, siendo su artillería cuarenta y dos piezas y muchas más armas y pertrechos, necesarios para su defensa con ciento treinta hombres combatientes. A Lolonois, todo eso le parecía nada, y así le embistió con grande valor, no siendo su navío que de veintidós piezas de artillería y otra pequeña saetía para su ayuda; pero los españoles se defendieron de tal manera, que obligaron a los piratas a retirarse; mas, mientras las humaredas de la pólvora estaban aún densas, enviaron (como entre espesas nieblas) cuatro canoas con mucha gente y asaltaron el navío con grande agilidad, haciendo rendir a los españoles.
No hallaron dentro lo que pensaron, pues ya estaba descargado de casi todo, consistiendo la mina en cincuenta barras de hierro, un poco de papel, algunas vasijas llenas de vino, y cosas de este género, de muy poca importancia.
Juntó consejo Lolonois con toda la gente de su flota, proponiéndoles tenía intentos de ir hacia Guatemala, sobre lo cual hubo diversos pareceres; oyéndolo unos con agrado y otros no; principalmente una partida que eran nuevos en tales ejercicios y se imaginaron, al salir de Tortuga, que los reales de a ocho se cogían como peras en los árboles; y habiendo experimentado de otra suerte bien distinta, dejaron la compañía y se volvieron de donde salieron. Los otros, al contrario, dijeron que estimarían más morir de hambre que volverse sin mucho dinero. La mayor parte, también, viendo este propuesto viaje poco acertado se separaron, y con éstos un tal Moisés Vauclein, que estaba en el navío tomado a Puerto Caballo, y se fue hacia Tortuga para cruzar en aquellas mares con otro su camarada, llamado Pierre le Picard o Pedro el Picardo, que viendo a los otros dejar a Lolonois, le dejó también y tomó su rota, costeando la tierra firme y vino, en fin, a Costa Rica, donde saltó a tierra, cerca de la ribera de Veraguas, yendo con sus camaradas hasta la villa de este mismo nombre, que tomaron y saquearon totalmente, no obstante la grande resistencia que los españoles hicieron. Se llevaron algunos moradores hechos prisioneros con lo que robaron, que no fue cosa de importancia, por razón que los habitantes de la villa son pobres, no teniendo algún comercio, sino solo trabajar en las minas, donde hay algunos de ellos; pero otra persona no busca el oro que los solos esclavos, a los cuales fuerzan a minar, que mueran o vivan, y lavar la tierra que sacan en los ríos cercanos, en los cuales se suelen hallar algunos pedazos de oro grandes como garbanzos. En fin, los piratas no hallaron en el tal robo más que siete u ocho libras de oro, con que se volvieron dejando el designio que tenían antes de pasar hasta la villa de Nata, situada en las costas de la mar del sur, donde habían determinado de ir porque sabían eran todos mercaderes, que tienen todos sus esclavos en Veraguas, poniéndoles temor para no emprenderlo, la multitud de españoles que veían juntar, de unas y otras partes, de que también estaban con seguridad pre-advertidos.
Lolonois quedó solo en el golfo de Honduras, por razón que su navío era muy grande para pasar los flujos del mar y riberas como los otros pequeños; allí tuvo grande falta de vituallas, de manera que les era forzoso ir todos los días a tierra para buscar de que mantenerse, y no hallando otra cosa cazaban algunos monos y otros animales de los mejores que podían para su sustento.
Finalmente se halló en la altura del cabo de Gracias a Dios ciertas islas llamadas de las Perlas junto a ellas su navío dio en un banco de arena, donde se encalló sin hallar remedio para sacarle a profundidad suficiente, aunque le descargaron de toda la artillería, hierro y otros pesos cuanto les fue posible, que no les sirvió de otra cosa alguna; con que hicieron de la necesidad virtud, procurando deshacer el navío, y con alguna madera de él y clavos fabricar una barca larga, y mientras los piratas están ocupados en ello, pasaremos a describir sucintamente las islas sobredichas y sus moradores. "



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