La chica de Nueva Inglaterra (fragmento)Sherwood Anderson
La chica de Nueva Inglaterra (fragmento)

"Las visitas de Mary Cochran al hogar de los Walker llegaron a su fin de forma bastante repentina. Una noche, mientras Hugh estaba en su habitación, escuchó a Mary subir las escaleras con sus hijos. Tras cenar con la familia, la joven se fue a acostar a los niños. Un privilegio que reivindicaba cuando se quedaba a cenar con los Walker.
Después de la cena, Hugh subió inmediatamente a su habitación. Sabía que su mujer estaba en el piso de abajo, sentada bajo la luz de una lámpara, leyendo algún libro de Robert Louis Stevenson.
Durante un buen rato, el hombre pudo escuchar las voces de sus hijos en el piso de arriba. Entonces ocurrió algo extraño.
Escuchó a Mary Cochran bajar las escaleras que se encontraban delante de la puerta de su habitación. Instantes después, sintió que la joven se detenía, daba media vuelta y volvía a subir las escaleras. Hugh se levantó y salió al pasillo, sin hacer ruido. La chica había vuelto a la habitación de los niños al no poder reprimir las ganas de besar a su hijo mayor, un chico de nueve años. Mary entró sigilosamente en la habitación y se quedó un buen rato de pie, mirando a los niños, que, ajenos a su presencia, dormían profundamente.
Entonces se acercó y besó al chico con ternura. Al salir de la habitación, Hugh la sorprendió en la oscuridad. Le cogió la mano y se la llevó a su habitación. Estaba muy asustada y ese miedo, en cierto modo, a él le agradaba. —Bueno — susurró—, ahora mismo usted no puede entender lo que va a ocurrir en esta habitación, pero algún día lo entenderá. Voy a besarla y a continuación le voy a pedir que salga de esta casa y que no vuelva a poner los pies por aquí nunca más.
Hugh cogió a la chica en sus brazos y empezó a besarla en los labios y en las mejillas.
Cuando la condujo hasta la puerta, Mary estaba tan débil y asustada y con nuevos, extraños y temblorosos deseos que apenas tuvo fuerzas para bajar las escaleras y despedirse de Winifred. —Ahora se inventará cualquier mentira—, pensó, y entonces, como un eco de sus pensamientos, escuchó la voz de la chica subiendo por las escaleras. "



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