Cómo viajar con un salmón (fragmento)Umberto Eco
Cómo viajar con un salmón (fragmento)

"Cuando llamo al dentista para pedir hora y me dice que en toda la semana que viene no tiene ni una hora libre, yo le creo. Es un profesional serio. Pero cuando alguien me invita a un congreso, a una mesa redonda, a dirigir una obra colectiva, a escribir un ensayo, a participar en un jurado, y yo le digo que no tengo tiempo, no me cree. «Vamos, profesor —dice—, una persona como usted el tiempo lo encuentra.» Evidentemente, nosotros los humanistas no estamos considerados profesionales serios, somos unos holgazanes.
He hecho un cálculo. Invito a los colegas que tienen profesiones análogas a que prueben también ellos y me digan si es correcto. En un año no bisiesto, hay 8.760 horas. Si a diario se invierten ocho horas para dormir, una hora para despertarse y arreglarse, media hora para desnudarse y poner el agua mineral sobre la mesilla y no más de dos horas para las comidas, la suma total asciende a 4.170 horas. Dos horas para los desplazamientos por la ciudad, suman 730 horas.
Dando tres clases semanales de dos horas cada una, una tarde para recibir a los estudiantes, la universidad me lleva, por las veinte semanas en las que se condensa la enseñanza, 220 horas de didáctica, a lo cual añado 24 horas de exámenes, 12 de discusiones de tesis, 78 entre reuniones y claustros varios. Considerando una media de cinco tesis al año de 350 páginas cada una, cada página leída, al menos dos veces, antes y después de la revisión, con una media de tres minutos por página, llego a 175 horas. Para los trabajos escritos, visto que muchos los verifican mis colaboradores, me limito a calcular cuatro por convocatoria de examen, treinta páginas cada uno, cinco minutos por página entre lectura y discusión preliminar y estamos en unas 60 horas. Sin calcular la investigación, estamos en 1.475 horas en conjunto.
Dirijo una revista de semiótica, Versus, que publica tres números con un total de 300 páginas por año. Sin calcular los manuscritos leídos y descartados, dedicando diez minutos por página (valoración, revisión, galeradas) estamos en 50 horas. Me ocupo de dos colecciones que conciernen a mis intereses científicos, calculando seis libros al año por un conjunto de 1.800 páginas, diez minutos por página, son 300 horas. De mis textos traducidos, ensayos, libros, artículos, ponencias en congresos, considerando solo las lenguas que puedo controlar, hago una media de 1.500 páginas anuales a 20 minutos por página (lectura, cotejo con el original, discusión con el traductor, personalmente, por teléfono o por carta) y estamos en 500 horas. Luego están los escritos originales. Incluso considerando que no escriba un libro, entre ensayos, intervenciones en congresos, ponencias, apuntes para las clases, etcétera, se llega fácilmente a trescientas páginas. Calculemos que, entre pensarlas, tomar apuntes, pasarlas a máquina, corregirlas, se me vaya, al menos, una hora por página y ya suman 300 horas. Mi columna para L’Espresso, aun siendo optimistas, entre encontrar el argumento, tomar notas, consultar algún que otro libro, escribirla, reducirla al formato debido, mandarla o dictarla, me lleva tres horas: multiplico por 52 semanas y tengo 156 horas (no calculo otros artículos excepcionales). Por fin, el correo, al que dedico, sin conseguir quitármelo de encima, tres mañanas a la semana de nueve a una, ocupa 624 horas. "



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