Cartas a Katherine Whitmore (fragmento)Pedro Salinas
Cartas a Katherine Whitmore (fragmento)

"Me he alegrado mucho al mandarte ayer ese hermoso poema de la noche que forma la colección de fotos Paris de nuit. Ya sabes cuánto me entusiasma la noche, no como fenómeno cósmico, sino como creación humana. Y por eso la noche de la gran ciudad, sobre todo. La noche en el campo es el sometimiento, la resignación con voluntad del mundo, pero la noche en la ciudad es la rebeldía, es la oposición a esa ley de lo oscuro y lo callado que la naturaleza quiere imponer. ¡Si yo pudiera escribir algún día mi poema de la noche en la gran ciudad! Lo veo. Sé que llevo ese poema dentro de mí, pero acaso se quede ahogado, sofocado dentro sin salir. Para mí la noche es una gran invención de un cosmos nuevo. Los hombres han hecho de la noche algo fantástico, artificial, sobre-natural (en el sentido estricto del vocablo).
Todo parece ordenar, por la noche, que la vida cese, que las actividades descansen, que el mundo repose. Pero entonces la noche moderna, la noche de la electricidad, la super-noche creada, se lanza a luchar con la naturaleza y millones de seres siguen viviendo, trabajando, gozando, en contra del mandato cósmico. Los hombres son, a la noche, los verdaderos ángeles rebeldes, los desobedientes a su Dios. Creo, Katherine, que las gentes de hoy no saben ver esta maravilla de la noche, que yo considero como la más hermosa creación inconsciente de la civilización moderna. Es una de las causas de que yo ame tanto nuestra época. Sólo en el siglo XX ha sido posible esa creación, involuntaria. Los hombres sin querer hacen belleza, sólo creyéndose movidos por razones
prácticas, por estímulos materiales, forjaron esa féerie que son las calles céntricas de una gran ciudad. Mi noche no es la noche romántica de 1830, con su luna, y su paz y su silencio, es la otra, la de 1930, febril, agitada, nerviosa, sostenida en un querer violento de no dejar de vivir. ¡Y qué hermosa resulta, ahora, la unión de las dos noches! Katherine, entre las muchas cosas que deseo en este mundo de ti, una sería vivir una hora en el centro de una gran ciudad, en ese mundo heroico y rebelde de la luz falsa, y luego que tú me llevaras en tu coche, al campo, al mundo oscuro y resignado de la negrura verdadera. Porque me gustan las dos noches, la de siempre y la de hoy, y en las dos me veo viviendo contigo. ¡Qué pena, Katherine, no poder escribir lo que uno siente! Ya ves, tengo aquí, al borde del alma, ese poema que hace meses me trabaja, y jamás dispongo de las horas necesarias para escribirlo. Por lo menos, alma, tú lo tendrás, tú en estas líneas tienes ya mi voluntad de poema, y si no lo escribo nunca me quedará la alegría de que tú lo sentiste conmigo. Ahora que el libro Paris de nuit no es todo lo que yo hubiera hecho. No me llames orgulloso si te digo que me creo capaz de hacer un libro mejor de fotos sobre la noche. "



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