Tandia (fragmento)Bryce Courtenay
Tandia (fragmento)

"En algún lugar, al fondo de un largo corredor oscuro de su alma, Tandia oyó un grito silencioso. Abrió la boca, dejó que la penetrara, y le clavó los dientes con todas sus fuerzas.
Tandia oyó un grito y sintió un golpe ensordecedor en la sien. Grito y golpe se fundieron de forma que el grito del hombre y el dolor de su cabeza se hicieron uno, algo rojizo y nebuloso que resonaba como el zumbido eléctrico a través de un cable. Debió de haberlo soltado cuando la golpeó, porque retrocedió tambaleante agarrándose el escroto, tropezó y cayó, golpeándose la cabeza en el borde del tocador. Sin duda, aquello le salvó la vida a Tandia. Geldenhuis era un boxeador acostumbrado a encajar los golpes, y el que se había dado en la nuca sólo lo atontó los escasos segundos que tardó Mambo Fruto Jugoso en cruzar la habitación. Concentrado en matar a Tandia, Geldenhuis no lo vio llegar. Asió con fuerza el revólver justo cuando el africano caía sobre él. Oyó el gruñido súbito de un animal dispuesto a matar y vio el brillo de dientes de oro mientras sentía que lo alzaban por encima de la cabeza del negro. Disparó precisamente en el momento en que su cuerpo chocaba con la pared.
Mambo Fruto Jugoso se inclinó sobre la cama con su cara grande y fea llena de lágrimas, alzó a la inconsciente Tandia en brazos y salió con ella de la habitación. "



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