El castillo de los Cárpatos (fragmento)Jules Verne
El castillo de los Cárpatos (fragmento)

"En aquel momento, el doctor sintió la imperiosa necesidad de desandar lo andado. Pero su compañero, que acababa de darse la vuelta, le echó una mirada tan resuelta que el cobarde consideró que quedarse atrás no sería muy conveniente.
El doctor Patak tenía todavía una esperanza: que Nic Deck terminara perdiéndose en medio de aquel laberinto boscoso, donde su oficio no le había llevado antes. Sin embargo, no contaba con ese instinto maravilloso, ese instinto profesional, esa aptitud animal, por así decirlo, que permite guiarse con pistas ínfimas, como la proyección de las ramas en una u otra dirección, el desnivel del suelo, el color de la corteza de los árboles, los matices variados del musgo según esté expuesto a los vientos del norte o del sur. Nic Deck era muy hábil en lo suyo; ejercía su oficio con una sagacidad suprema y nunca se perdía, ni siquiera en los lugares que le eran desconocidos. En la tierra de los relatos de Cooper habría sido un digno rival de Ojo de Halcón o de Chingachgook.
Pese a todo, traspasar aquella zona de árboles iba a plantear verdaderas dificultades. Olmos, hayas, magníficos castaños y algunos de esos arces a los que llaman «plátanos falsos», que ocupaban los primeros planos hasta llegar a la altura de los abedules, los pinos y los abetos, agrupados en las partes superiores de la izquierda del puerto. Eran árboles magníficos con sus poderosos troncos, sus ramas cargadas de savia nueva, su copa frondosa que se entrelazaba con la de los demás para componer una cima de verdor que los rayos del sol no lograban traspasar.
Cruzarlo habría resultado relativamente fácil agachándose bajo las ramas, pero había que superar los obstáculos a ras de suelo y ponerse manos a la obra para desbrozar ortigas y zarzales y librarse de las miles de espinas que se clavan con el menor rozamiento. Nic Deck no era un hombre al que esas menudencias preocuparan; con tal de acortar camino a través de la maleza, unos rasguños no le iban a detener. Pero lo cierto era que, en aquellas condiciones, la marcha no podía ser sino lenta, lo que representaba un grave inconveniente porque Nic Deck y el doctor Patak tenían el mayor interés en llegar a la fortaleza por la tarde, pues así aún habría luz suficiente para explorarla y podrían estar de vuelta a Werst antes de que anocheciera. "



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