La bastarda (fragmento)Violette Leduc
La bastarda (fragmento)

"He aquí la coronación de este instante capturado al mal tiempo y a la música radiofónica: el cuarteto de Schubert titulado La joven y la muerte. Mi Clotilde, mi amada, mi sangre, mi carne, mi cura de sueño, mi enfermedad, mi joven de quince años, el pequeño personaje de mi cuento Les Boutons dorés . He dejado a Clotilde recostada sobre un banco de cemento delante de una estación, para un tren de la una y veintiséis que no tomará jamás. Escucho la música. La muerte es lírica, la muerte es lancinante. Tengo cincuenta y tres años, tengo quince años. El corazón está fatigado, el corazón se siente refrescado por la pena. Muere, Clotilde, muere en esta música en la que el redoble es una armonía. Georges no te quiere, Georges te ha abandonado. Clotilde, mi pequeña, nacida de mis desarreglos, de mis extravíos, de mis ingenuidades, de mis ambiciones. Mi pequeña, mi niña, mi médula, mis pulsaciones, Clotilde de quince años, Clotilde de dos céntimos, mi criada de quien soy la criada. Amaba a una mujer, amaba a un hombre. De mis dos amores nació el hijo de la desesperación. La señora R. me contó su juventud como criada para todo. Clotilde se infiltró. Clotilde nacía con un oficio. La señora R. perdió a su hija de quince años. Como una terrible aturdida, aquel sábado me creí liberada. Yo, Clotilde, creí que moría para renacer liberada. La historia no tiene fin. La hijita de la señora R. (cuatro años) me dijo el otro día: «Te llevarán presa, eres tú quien ha hecho morir a Chantal». Así nacen los remordimientos de las pobres locas. No, Clotilde no ha muerto. Está sufriendo allí, en el banco de cemento. Nieva al lado de ella, llueve alrededor de ella. Es una tumba árida; sin embargo, Clotilde vive. Los trenes se van, los trenes vuelven, los silbatos pasan por encima de su cuerpo. Morirá con mi primer suspiro, puesto que al nacer morimos. "


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