La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (fragmento)Siri Hustvedt
La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (fragmento)

"La primera vez que temblé estaba pisando un terreno conocido. No sólo porque mi padre había dado clase muchos años en aquella universidad, también porque de niña yo había vivido en el campus, ya que mi padre, además de las clases, tenía un segundo empleo como director interno de una residencia para estudiantes varones. Aquel viejo edificio ya ha sido demolido, pero aún recuerdo sus pasillos sombríos, sus olores, el ascensor con su puerta roja, la máquina expendedora de refrescos que refulgía en el piso de abajo y el botón con el que seleccionaba la Cola Royal Crown. Recuerdo a Bud, un hombre amable y gordo que limpiaba la planta enfundado en sus polvorientos pantalones grises y los pisos superiores, prohibidos para nosotras, pero a los que mi hermana Liv y yo subimos en un par de ocasiones. Recuerdo la vista desde la ventana de nuestro apartamento, frente a la cual rompí a llorar una Pascua. Ése era un día que debía ser soleado y templado y la tradición mandaba que vistiéramos nuestros vestidos ligeros con guantes y sombreros primaverales. Pero lo único que se veía por la ventana era nieve. Recuerdo cuando aprendí a montar en bicicleta una primavera en aquellos mismos terrenos y la sensación que tuve en el momento en que mi padre dejó de sujetarme el sillín y empecé a pedalear sola, un poco insegura, pero exultante por seguir erguida y sentirme libre. Recuerdo el edificio que albergaba la planta de energía, a través del cual mi padre solía llevarnos a Liv y a mí entre nubes de vapor blanco, un intenso calor y el ruido ensordecedor de las máquinas para llegar hasta un cuartito al fondo donde había un hombre que hacía helado y nos regalaba un poco. Recuerdo que me tumbaba de bruces sobre la reja de la alcantarilla que había a la entrada de la biblioteca y lo absorta que me quedaba mirando los envoltorios de caramelos, las colillas y todo tipo de basura que había caído allí. Cuando yo estudiaba tercer grado nos mudamos a las afueras de la ciudad, pero, salvo algunos recuerdos de aquel año y del siguiente, mi memoria autobiográfica es fragmentaria, y entre los cinco y los nueve años mis recuerdos se concentran mayoritariamente alrededor del campus de la universidad. Hay lugares que tienen poder de evocación. "


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