La tragedia griega (fragmento)Jacqueline de Romilly
La tragedia griega (fragmento)

"¡Un litigante no lo hubiera hecho mejor! Pero ¿cómo no iba a decir todo lo que pudiera apoyar una causa semejante? La pasión de los personajes de Eurípides sigue siendo una pasión ateniense, que sabe hablar. Igualmente, más adelante en la obra, Hécuba suplica a Agamenón que se convierta en su
vengador: la tirada es más larga todavía que la precedente. Hécuba recurre a todos los argumentos, hasta invocar las relaciones que ligan a Agamenón con Casandra. Pero es que el ardor mismo de su alegato impone mesura al ardor de su pasión y corresponde a su deseo de salirse con la suya. Como dice en un paroxismo de exaltación: «¡Ojalá se me produjera voz en los brazos, manos, cabellos y en la planta de los pies...!». Y cuando, finalmente, se venga, tiene que mantener una tercera disputa: porque Agamenón debe zanjar entre ella y Poliméstor, del que ella acaba de vengarse. Ahora bien, toda su rabia contra el que ha matado a su hijo la estimula y la vuelve elocuente: utiliza argumentos de verosimilitud, refuta explicaciones, alega y acusa con una habilidad digna de los sofistas, pero esta habilidad surge espontáneamente de su viva indignación. Además, en caso de que se dude de que la elocuencia sea capaz de provocar la
convicción, bastará pensar en los dos debates entre Medea y su infiel esposo: uno, en el que ella alega su causa con un arrebato despiadado (y Jasón cae en la cuenta, ya que comienza diciendo: «Debo, según parece, tener el don natural de la palabra y, como buen timonel de navío, plegar las velas, para escapar, mujer, a tu insensata locuacidad»); el otro, en el que, ya decidida a actuar, emplea al contrario la habilidad, la hipocresía y la mentira. En el primer caso, la habilidad oratoria de Medea es la expresión de su pasión; en el otro, está puesta al servicio del propósito que esta pasión ha inspirado. Y se diría, en definitiva, que la pasión moviliza todos los medios del hombre.
Sin embargo, la pintura de los sentimientos, o incluso de las pasiones, no se limita al recuerdo de la influencia que pueden tener sobre el hombre. Y uno de los mayores descubrimientos de Eurípides consiste en haber reconocido que, al ser irracional el campo del sentimiento, los hombres que se abandonan a él pueden verse sometidos a bruscos vapuleos. Algunos héroes tienen clara conciencia de lo que quieren y van hasta el extremo sin dudarlo, pero no todos; y, especialmente entre las mujeres, descubrimos que la vida interior puede ser extrañamente inestable. "



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