El descubrimiento del cielo (fragmento)Harry Mulisch
El descubrimiento del cielo (fragmento)

"Onno y Sophia ya lo habían visto antes, pero cuando al día siguiente entraron los tres en la habitación del hospital, Max se detuvo en el umbral impresionado. A Ada le habían cortado el pelo al cero. Se parecía a aquellas chicas y mujeres que, en los días que siguieron al fin de la guerra, había visto rapar por hombres furiosos, porque se habían entregado a alemanes: «Putas de alemanes», en opinión de esa jauría que hasta la batalla de Stalingrado había pactado con los alemanes en mucha mayor medida, prescindiendo de la placentera bajada de bragas. Había desaparecido el marco rectangular de su cara y salió al descubierto una cabeza redonda e inerme, que ahora sí parecía haber partido definitivamente hacia lo inalcanzable.
A las cuatro menos cuarto aparecieron dos enfermeras para transportar a Ada en su cama al quirófano. La noche anterior Max había telefoneado a Onno para comunicarle su fracaso médico, con lo que Onno llegó a la conclusión inmediata de que de este modo se mantenía la inseguridad acerca de la existencia espiritual de Ada y que por tanto debía permanecer con vida. Max la besó en la frente y se preguntó cómo se habría sentido ahora mismo si hubieran tomado otra decisión.
Onno también estaba aliviado de que las cosas hubieran salido así. Más tarde había llegado a dudar de si Melchior realmente quiso decir lo que él había interpretado, aunque eso no se atrevería a decírselo jamás a Max. Quizá le había obligado a llevar a cabo una misión absurda. Mientras Max y Sophia se fueron a la sala de espera, él acompañó a Ada con una mano sobre su vientre por los pasillos y en el ascensor. En el espacio que ocupaba la parte anterior del quirófano propiamente dicho había un hombre de su misma edad lavándose las manos; llevaba una bata verde de manga corta y sobre su cabeza un gorro del mismo color. Onno se presentó y le preguntó si podía hablar un momento con el doctor Melchior. "



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