La reina Coax (fragmento), de Viaje a través del cristalGeorge Sand
La reina Coax (fragmento), de Viaje a través del cristal

"La doncella le presentó entonces un traje de seda amarilla muy rico que doña Yolanda le había dado, totalmente realzado de cintas color fuego.
Doña Yolanda no era pobre ni avara, pero hacía tanto tiempo que vivía en el campo que ya no conocía nada de atavíos, y como Margarita no tenía por costumbre preocuparse con esto, pues prefería las faldas cortas y las telas sólidas para correr y trabajar en el jardín, cuando se obligaba a la pobre niña a ponerse guapa, tenía el aspecto de una viejecita endomingada. Era una hermosa ocasión para que el joven Puypercé se burlara de ella. Sin embargo no lo hizo, la lección de doña Yolanda le había servido, y Margarita quedó sorprendida al encontrarle muy amable y educado. Le agradeció las excusas que él le presentó por su jaqueca de la víspera, la cual —decía— le había vuelto fastidioso; finalmente, le habló de la manera de hacerle olvidar todo lo que le había
disgustado, y a su vez ella deseó serle agradable. Después del almuerzo, le propuso visitar sus nuevos jardines. Le condujo allí y se regocijó al verle festejar todo, informarse de todo y ya no despreciar nada. Miró los peces rojos y le preguntó si eran buenos para comer; admiró los ranúnculos, que llamó tulipanes, y se divirtió viendo nadar a los cisnes, diciendo que en caza, eso sería un buen tiro.
Una sola cosa inquietó a Margarita, y fue que Nevé, como si hubiera escuchado las palabras de Puypercé, montó en cólera y le persiguió furiosamente a picotazos y golpes de ala. Temió que al sentirse así atacado, el coronel de dragones intentara una defensa en la que el pobre cisne hubiera sucumbido; no hizo nada de eso. El bello coronel se refugió primero junto a su prima, y después, viendo que no podía dar un paso sin que Nevé se ensañara en picarle las pantorrillas, huyó y se plantó muy pálido tras la reja del jardín, que tuvo buen cuidado de cerrar entre el cisne y él. Margarita tuvo dificultad para rechazar al
pájaro exasperado y reunirse con su primo, cuyo pavor le sorprendió mucho. Él se justificó diciendo que había temido montar en cólera y matar, por defenderse, un animal que ella amaba.
Se hallaba en disposición de disculpar todo, así que le excusó y le condujo al campo, donde le mostró los hermosos y grandes árboles que rodeaban al coto. "



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